Según lo planeado, quedó todo listo y coordinado para el sábado, no quería perder la oportunidad y desde el miércoles anterior estaba todo preparado, la cita, la ropa inclusive hasta reserva había hecho al hotel.
Cuando hablé con Adolfo para la cita, solo le anticipé que le tenía una sorpresa y que quería que se portara bien.
El sábado por la mañana, cuando mi pareja salía a trabajar, le dije que me esperara en su trabajo, que yo le daría el alcance para no perder más tiempo. Como siempre para estas cosas, yo estaba muy puntual y caliente, esperaba disfrutar mucho ese día, con una minifalda y sin ropa interior esperaba en la puerta a que saliera mi esposo de trabajar, sentía la mirada de todos conforme salían recorriendo mis piernas, hasta hace poco había empezado a fijarme más en esos detalles de los hombres con quienes me cruzaba en el camino.
Pasados diez minutos después de las dos salió mi pareja, nos dimos un beso y fuimos al auto.
- ¿Necesitamos algo más? – me preguntó
- Si quieres comer algo podemos ir ahora, yo la verdad tengo más excitación que hambre, pero si pudiésemos comprar un vinito.
Fuimos a comprar un par de botellas de vino helado y un par de cajas de condones, no sabía si los íbamos a usar, pero mejor tenerlos a la mano, llegamos a la habitación de siempre, teníamos casi dos horas antes de que llegara Adolfo, sentía a mi pareja algo tenso, así que le propuse llenar el jacuzi, los chorros de agua caliente en nuestro cuerpo nos relajaron, claro además de casi una botella que nos tomamos entre ambos, transcurrió casi una hora hablando de cosas ajenas al sexo.
- Creo que casi es hora - le dije – ¿te gustaría que te ayude a alistarte?
- No esta vez – me respondió mientras empezaba a secarse
- Esta es la vez mas importante – le dije
- Por lo mismo, si he tomado la decisión de probar, quiero yo prepararme
- ¿Quieres prepararte para ofrecerte a tu primer hombre?
- Si, puedes darme consejos si quieres, pero quiero hacerlo yo
- Te entiendo, usa esta crema en todo tu cuerpo
Le alcancé una de mis cremas que había llevado, su piel se sentiría más suave y con un olor femenino, de forma paralela yo también empecé a alistarme para Adolfo, para mi macho, sobre todo, esta vez tendría competencia y empecé a sentirme amenazada. De reojo, veía que ponía demasiado interés colocándose la crema en sus piernas, pero muy sobre todo en sus nalgas y entre ellas. Tomo su plug, lo chupo y lleno de saliva lo colocó en su ano, llegué a escuchar un ligero suspiro cuando lo dejaba en su lugar. Casi en forma simultánea íbamos alistándonos, primero nos colocamos la tanga, un lindo cachetero que se perdía entre nuestras nalgas, no le ayudaba a él mucho a ocultar su erección, por más que quiso colocar su pene hacía abajo entre sus piernas terminó cediendo y lo dejo colocado en forma vertical apuntando a su obligo, nos colocamos las medias y el liguero, con que facilidad lo había hecho, yo recién podía colocar el primer tirante y él ya estaba modelando en el espejo viendo como le había quedado., se colocó el brasier acomodando su piel para simular tener algo de tetas, terminó colocándose el babydoll cuando yo terminaba de alistarme, pensé quedarme solo con la tanga y el brasier, pero viendo lo excitante que se veía mi pareja, me puse también el babydoll, tomé el cepillo para peinar mi pelo, lo veía nervioso viendo la hora.
- ¿Te confirmó que venía?
- Si, no te preocupes, ven te falta algo – le dije
Se acercó a mí, tomé un brillo labial, no quería un color muy fuerte para él, pero si un poco de brillo, no dijo nada, solo abrió ligeramente la boca permitiéndome alistarla, finalmente rocié algo de mi perfume sobre su cuerpo quedando lista y a la espera de la llegada de Adolfo. Faltaban aún quince minutos para las cinco cuando sonó el teléfono, generando un gran sobresalto en él.
- Buenas tardes, - decía la voz al otro lado del teléfono – tiene una visita
- Gracias que pase por favor
No alcancé a decirle nada a mi pareja cuando veía que apresurado se metía en el baño, llevando las sandalias en la mano, yo me dirigí a la puerta, me sentía muy caliente y excitada, sentía mi tanga muy húmeda cuando la toqué estando parada en la puerta y esperando escuchar los pasos de Adolfo, al primer golpe sobre la puerta y yo ya la estaba abriendo.
- Hola – me dijo entrando al cuarto de forma rápida, impidiéndome actuar como en formas previas
Cerré la puerta tras de él
- ¿Solos? – preguntó
- No, está en el baño, con algo de nervios creo, pero espero que te guste la sorpresa – le dije
- No tendría porque no gustarme
- Eres un mentiroso, por favor necesito que me beses – le suplique
Se acercó a mí, pero no llegaba a besarme, como si buscara algún aroma en mí, finalmente me besó suave, pero algo apasionado, eso sí corto no como hubiera deseado que mi amante lo hiciera.
- Amor, ya está Adolfo acá – le avisé a mi pareja
Como si lo hubiéramos planeado de esta forma, abrió la puerta saliendo a la habitación, aún le faltaba bastante práctica para caminar con esos zapatos, en realidad no tenía tampoco experiencia para darle consejos, con dificultad caminó hasta nosotros
- Hola – dijo mientras estiraba la mano para saludarle como siempre lo había hecho
Adolfo me sorprendió acercándose y darle un beso en los labios el cual sorprendió a mi pareja ya que se quedó quieto sin moverse.
- ¿Te sirvo un vino? – le preguntó mi pareja girándose a la mesa
Pude ver en la cara de Adolfo una expresión de deseo animal viendo las nalgas de mi pareja
- Si claro
Mi pareja le sirvió el vaso y se acercó a Adolfo entregándole el vaso, Adolfo lo tomó con una mano mientras pasaba el brazo por la cintura de mi pareja jalándolo hacía él. Tan pronto sus cuerpos se unieron, Adolfo bajo su mano para empezar a acariciar las nalgas de mi pareja, yo me encontraba a sus espaldas viéndolos, recordaba mi primera vez con Adolfo, como empezó a generar deseo en mi persona así, precisamente con caricias, sentí celos en ese momento, así que caminé para colocarme al otro lado de Adolfo, tomé su vaso para que pudiera abrazarme, sentí su mano igual sobre una de mis nalgas. Mi pareja emitió un ligero gemido, desde mi posición no podía ver que hacía Adolfo con su trasero, pero si hacía lo mismo que a mí significaba que acaba de encontrar el plug que estaba colocado entre las nalgas de mi pareja, se giró para colocarse de costado a Adolfo como recargando su cabeza en su hombro, su mano subió a apoyarse sobre el pecho de Adolfo acariciándolo, por la expresión del rosto de mi pareja definitivamente lo estaba disfrutando mucho, lo veía completamente entregado a él. Imité a mi pareja para colocarme en la mismo posición, mi pareja sintió mi cuerpo sobre el torso de su mano y la deslizo hacía abajo, sabía lo que iba a buscar, baje la mirada y ahí estaba sobando el pene de Adolfo sobre su pantalón, un nuevo gemido y los ojos de mi pareja se encontraban cerrados, el rostro de Adolfo se encontraba sobre el cuello de mi pareja, quien había colocado de igual forma su rostro en el cuello de Adolfo, estoy segura que uno estaba besando al otro en el cuello, o los dos al mismo tiempo.
De dos cosas estaba segura, que uno de los puntos más sensibles de mi pareja era precisamente su cuello, sabía que para prenderlo bastaba besarlo y que Adolfo besaba muy bien en esa parte, a mí me lo había hecho y que definitivamente mi pareja iba a terminar con tremendas marcas de lo que estaba pasando ese día, pues era algo que Adolfo siempre me había hecho, mi pareja sobaba con bastante ímpetu el pene de Adolfo sobre su pantalón, con la mano abierta lo recorría en todas las direcciones. Con una sola mano mi pareja bajo el cierre y su mano se perdió dentro, yo me encontraba presente en esa fiesta, pero parecía un asistente sin invitación, Adolfo solo tenía besos para mi pareja, lo único que hacía conmigo era jugar con sus dedos en mi ano, definitivamente era un adicto al sexo anal, era poca la atención que recibía, pero la excitación que me provocaba verlos acariciarse era suficiente para que mi vagina estuviera completamente empapada. Mi pareja levantó el rostro hacia Adolfo, abrió los labios como queriendo decir algo y Adolfo empezó a besar sus labios, de una forma que nunca me había besado a mí, veía las lenguas de ambos pelear al interior de sus bocas, sentí celos de ambos, me lo había negado muchas veces, pero al mismo tiempo me excitaba demasiado esa situación. mi pareja con desesperación empezó a desabrochar el pantalón de Adolfo, tan pronto lo liberó cayo al piso.
- Vamos, sé que tú lo estas deseando – le dijo Adolfo – tal vez mas que yo
No necesitó más, entendió perfectamente las palabras, sinceramente esperaba una actuar más erótico como en otras ocasiones por parte de mi pareja en que disfrutaba del cuerpo de Adolfo, pero igual me gustó verlo así. Mi pareja se inclinó y empezó a besar el glande de Adolfo, quien seguía con su mano jugando en las nalgas de mi pareja, no podía dejar de ver como mi pareja hacía desaparecer más de la mitad del pene de Adolfo en su boca, yo solo había podido con el glande. Adolfo había sabido calentarlo o ya estaba decidido y había esperado mucho por ese momento.
- No creo que sea el primer pene que chupa – me dijo Adolfo al oído, por fin dándome un poco de atención
- Ha practicado para recibirte – le dije
- ¿Tú le pusiste el plug en su ano?
- No, se lo puso el mismo y tiene casi una semana usándolo
Adolfo levantaba la vista al techo, definitivamente estaba recibiendo un buen trabajo de parte de la boca de mi pareja sobre su pene.
- No pensé que esta fuera la sorpresa – me decía Adolfo
- Espero que te haya gustado
- Me sorprendió, me está gustando y me está haciendo gozar como no tienes una idea
- No estaba segura como iba resultar esto, por eso te habíamos pedido dos horas, pensé sinceramente que iba a ir algo mas lento.
- Me muero de ganas de llenarle su culito de leche ¿Se va a poder?
- El que tiene que decir si puede o no eres tu
- Te lo voy a devolver con el culo bien abierto y lleno de leche, va a quedar como tu quedaste la última vez
- ¿Y me vas a dejar igual a mi hoy?
- Vamos a intentarlo
Sentí como me clavaba dos o tres dedos en mi ano, moría por sus besos y pro mas que me ofrecía y me pegaba a él, simplemente a mi no me besaba. Vi como Adolfo le retiraba el plug del ano a mi esposo, su mano siguió jugando ahí y con la otra mano trataba de colocármelo a mí.
- Espera – le dije- es muy grande
- Estoy seguro de que tú lo compraste
- Si, pero eso que tiene que ver
- Nada, que a pesar de que es grande es aún más pequeño de mi pene y quiero que lo lleves puesto, tal vez te pida también tu culito.
Al decir esto último no esperó más y el plug fue a terminar colocado en mi ano.
- Ahora, ven para que aprendas a ser una buena puta – me dijo – que este te va a enseñar.
Le dio un palmazo en la nalga a mi pareja
- Para, que aún no quiero llenarte la boca de mi leche, ponte en cuatro sobre la cama
Mi pareja, hizo el ademán de ir a sacarse la tanga.
- No, déjatela, se te ve muy rica – Lo detuvo Adolfo
Lo vi ahí, mostrando sus nalgas y su ano, aún se notaba el color rojo del último palmazo que le dio Adolfo.
- No veo lubricante – me dijo ahora si en voz alta, puesto todo lo que había conversado conmigo había sido prácticamente en susurros y al oído – chúpale el culo y llénalo de saliva para que lubrique un poco
Además de haberlo ordenado me tomó del cuello empujándome a hacerlo, si ya otras veces me había parecido demasiado excitante, ahora me encantaba mucho más, iba a prepararlo para compartir con él a aquel semental, sentí las manos de Adolfo en mis nalgas, me quité el plug que me había colocado hace unos momentos para ofrecerme a él, sin embargo sentí su pene sobre mi clítoris, me iba a penetrar y lo sentí a la entrada de mi vagina, peor no entraba en mí solo tocaba la puerta, me di cuenta que lo único que hacía era mojar la punta de su pene para mejorar la lubricación y estuviera listo, no quise dilatar más ese momento por más ganas que tenía de sentirlo en mi interior, así que una vez que lo dejé bastante mojado me retiré.
- Ven, acércate – me dijo Adolfo – Quiero que aprendas a recibirme
Y lo vi en primera posición, Adolfo colocó su glande sobre el ano que latía de mi pareja y empujo un poco, coloque sobre su pene el plug que mantenía en mi mando, su glande era un poco más pequeño que el plug, por lo que no fue difícil que se perdiera en su interior, el gemido que emitió mi pareja fue lo más excitante para mí, había pensado que iba a escuchar un gemido de dolor, pero no, lo disfrutaba, y de qué manera, pues el primer chorro de su semen se estampó contra la cama.
Adolfo siguió empujando, la mitad de su pene se encontraba ya dentro de su cuerpo y su pene ya era más grueso que el plug, a partir de este momento, su ano experimentaría una abertura mayor, quise ayudar con mayor lubricación, así que escupí justo sobre el pene de Adolfo, siguió avanzando despacio y sin detenerse y lo hizo hasta que los cuerpos de ambos chocaron, un suspiro más escuche de mi pareja, mucho más largo y placentero cuando sus cuerpos chocaron, me parcia increíble como su primera vez era capaz de recibirlo todo, sin quejas y con mucho placer.
Adolfo se quedó quieto un momento, pensando que sería necesario, mi pareja fue quien empezó a moverse, se balanceaba hacia adelante y hacia atrás generando el mismo esa penetración, sus movimientos eran lentos pero muy marcados, para mí era un estado de excitación constante, mi vagina estaba muy empapada, demasiado, mis piernas se encontraban todas mojadas a pesar de tener la tanga puesta todavía. Mi pareja empezaba ahora con movimientos circulares completamente pegado al cuerpo de Adolfo, movimientos que al parecer no se esperaba. Mi pareja con la cabeza apoyada en el colchón, sus manos extendidas a sus costados y con las nalgas arriba ofreciéndolas las movía buscando un mayor placer, Adolfo le propino una nalgada generando un gemido más de placer por parte de mi pareja y que empujara aún más su cuerpo hacía atrás, los cuerpos estaban completamente unidos, lo había recibido todo y aún buscaba más, un golpe nuevamente ahora en el otro lado y se repitió el mismo movimiento, yo empezaba a acariciar mi clítoris.
- Vamos, dile que se abra las nalgas – me dijo Adolfo
Me acerque a su oído.
- ¿Te gusta? – le pregunté
- Es delicioso, no sé porque le tenía tanto miedo – me respondió
- Te lo dije
- No paro de correrme, me gusta mucho y me encanta cuando me nalguea
- Ábrete las nalgas con tus manos, tal vez pueda darte un centímetro mas
Levantó sus manos hasta sus nalgas y jaló, Adolfo le propino un par de nalgadas más
- Eres más puta que tu mujer – le dijo Adolfo
Adolfo empezó ahora si a moverse con mucha rapidez, sus cuerpos golpeaban con fuerza, yo me acosté a su costado viendo a Adolfo mientras mis dedos se perdían dentro de mi vagina, por mi parte era un orgasmo tras otro generado por la situación y mis caricias, mi pareja mantenía los ojos cerrados, no había ninguna expresión de dolor en su rostro, era ful excitación, en un par de oportunidades abrió los ojos y estos estaban en blanco, Adolfo buscó que su penetración fuera aún más intensa así que subió una pierna sobre el colchón, empezó a resoplar con fuerza, algo decía que no alcanzaba a escucharlo, hablaba para él, de pronto se detuvo, empujando con fuerza sobre el cuerpo de mi pareja, presionó su cuerpo una, dos, res, cuatro veces con fuerza, si sabía que se estaba corriendo, las demás fueron con menor intensidad.
- Ven – me dijo – revísalo
De la misma forma en que había empezado, es decir lentamente, empezó a retirarse, ahí lo veía, el ano de mi esposo, latiendo, abierto y lleno de la leche que Adolfo había depositado en él, la respiración de mi pareja era agitada, la cama estaba completamente mojada por su semen. Adolfo pidió permiso para entrar al baño. Ya solos en la habitación me acerqué a mi pareja
- ¿Y?
- Uff
- ¿Solo eso? – insistí con mi interrogatorio
- Eso y más, déjame terminar de disfrutarlo, te voy a dar todos los detalles, pero después
- ¿Te acuerdas como me llenó de semen? Así esta tú
- Si, lo siento y quiero sentirlo más rato ahí
Lo besé, no lo quise mover, solo acariciaba su espalda, empezó a deslizarse sobre el colchón, quedando boca abajo pero completamente acostado, cerró los ojos y creo que se quedó dormido.
Adolfo salía del baño, coloqué mi dedo sobre mis labios para que no hiciera ruido.
- ¿Quieres descansar también?
- Si, aunque no tanto dormir, pero si
- Ven, vamos la jacuzi para dejarlo descansar
- Me gustaría, pero no sé cuánto tiempo más me pueda quedar
- Entonces quiero sentirte yo también
Lo tomé de la mano y camine hasta la cama, le me empujo por los hombros para hacerme saber como me quería, me puse en cuatro al costado de mi pareja, Adolfo no esperó mucho tiempo y pronto lo sentí como entraba en mi interior, estaba muy mojada que lo sentía resbalar fácilmente, era tal la lubricación de mi vagina que no sentía que me abriera como había pasado en otras oportunidades. El también se dio cuenta.
- Disfrute mas a la otra zorrita que a ti – me dijo
- La dejaste agotada
- Quiero darte por el culo también
No espero mi respuesta, sentí como me abandonaba y ahí en la misma posición que a mi pareja lo sentí en la entrada de mi ano y como me iba abriendo, ya otras veces lo había hecho y sabía que iba a ser imposible que lo recibiera como mi pareja, aunque en mi interior seguía escuchando que mi pareja lo había hecho gozar mas que yo y eso me ayudaba a darle placer al semental.
Lo sentí golpear su cuerpo contra el mío, una, dos, tres, varias veces, subía su intensidad, volvía a sentirme suya, me quitaba el mal sabor del inicio de la velada cuando se dedicó por completo a mi pareja, movía mi cuerpo en la dirección contraria a la de él, para que su penetración fuera aún mas fuerte, escuche su respiración, sentí sus palmadas intercalas en mis nalgas y finalmente su empuje profundo y sus chorros de semen en mi interior, y otro mas y otro lo que disparó finalmente mi orgasmo, no quería que saliera de mi interior, quería que dejara hasta su última gota, finalmente sentí con nostalgia como salía de mi interior para al igual que mi pareja dejar caer mi cuerpo sobre la cama.
Adolfo ya no pidió permiso, se dirigió al baño y escuche la ducha funcionar, estaba agotada, el orgasmo fue muy rico, fue la explosión de excitación acumulada por casi dos horas, esta vez fue solo uno así, explosivo fuerte casi salvaje. Salió del baño, lo escuche vestirse, después de un rato se acercó a mi.
- Descansen, lo disfruté mucho, que rico tener un par de putas para que me den placer, no me deben nada
Y así después de habernos usado, nos dejo en la misma posición, tiradas boca abajo, con la lencería manchada de semen y ambas con el culo aún abierto y expulsando su semen.
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