martes, 29 de agosto de 2023

Mi historia Sissy

 




Mi historia de vida Sissy


Hola soy Ana Fernanda,  pues quiero contar lo que ha sido de mi vida sissy, actualmente soy sissy de closeth porque soy casada, tengo 34 años.


Creo que me descubrí sissy cuando de muy pequeño cuando veía caricaturas donde algún personaje era feminizada me sentía shockeado es como si fuera algo super prohibido, pero me atraía y me causaba un extraño morbo el imaginarme ser ese personaje.


Luego igual siendo menor de 10 años en muchas ocasiones me quedé solo en casa de unas tías y descubrí su colección de ropa, no recuerdo porque, pero en un momento comencé a probármela ellas eran jóvenes y yo siempre fui delgado, así que todo me quedaba aunque algo grande en tallas, eso ocurrió durante meses.


No volví a esas prácticas durante años, en mi casa éramos mis padres yo y mi hermana a la cual le llevo solo unos años; ya poco después de mi adolescencia me sentí otra vez atraído por la idea de feminizarme, así que comencé a usar la ropa de mi madre, y sus tacones que en ese entonces me quedaban algunos, luego lo deje otra vez por años, comencé a salir con chicas, tuve algunas novias, y creo que les parecía atractivo porque hasta antes de casarme fui muy mujeriego.


Durante mis experiencias pasadas de crossdresser o sissy, siempre me sentí culpable, me daban cargos de conciencia porque creía que estaba haciendo cosas malas, fue en mis años 20s que por el internet descubrí que no estaba solo o por lo menos que no era el único que tenía esas ideas de ser femenino o simplemente disfrutar el ritual de hacerlo, así que en esta etapa de mi vida se disparó por completo mi imaginación, además de que encontré tips en internet de todo, desde combinar ropa, maquillarse o feminizar movimientos y voz, en este momento ya no solo usaba la ropa de mi madre que nunca lo noto, sino que mi hermana había crecido y su ropa era mi favorita me encantaba por juvenil, colores, texturas, etc. y yo seguía siendo delgado pues todo me quedaba, además le había descubierto una colección de ropa íntima que tenía escondida en uno de sus cajones supongo que era la que usaba con su novio porque era super atrevida y diminuta además de algo de lencería y en ocasiones llegue a encontrarle esa ropa usada, manchada o dura ya que no podía lavarla con la demás, además como yo seguía teniendo éxito con las chicas, comencé a robarles su ropa interior o pedirles que me la regalaran, así que me llegue a hacer de mi propia colección, pero no sólo eso, poco a poco me fui animando a comprar en centros de autoservicio, inclusive llegue a pedir ayuda a las chicas que ahí trabajaban siempre con el pretexto que era para mi madre, hermana o novia, también compre medias, y como todas me llegue a sacar fotos que luego perdí por un virus en mi pc. Así pasaron algunos años, pero nunca me atreví a experimentar con chicos, aunque en algunas ocasiones y con vino encima estuve a punto pero nunca paso.


Luego conocí a mi actual esposa, la cosa fue de maravilla, ella era en ese entonces de mente abierta (y muy sexual la verdad), así que fue un gran acierto, en este momento deje de lado mi parte sissy o femenina, luego de unos años decidimos casarnos y al mismo tiempo tuvimos un bebe, así que nos fuimos a vivir juntos, en este momento tuve que deshacerme y tirar tooooda mi colección de lo que tenía, videos y hasta un par de juguetes (fue difícil pero la decisión estaba tomada).


Cuando nació mi hijo las cosas fueron de manera “normal”, pero mi esposa comenzó a cambiar respecto a su mentalidad (y sexualidad), abierta, yo creí entender que era normal, e investigue y pregunte y me decían que se volvían maternales, pero pasaron meses y años y nada volvió a ser igual en ese aspecto, y creo que eso detono el que una vez más corriera al internet a buscar los viejos gustos y placeres, entre ellos descubrí otro género que me agrado el “bodyswap” o cambio de cuerpo, encontré relatos fabulosos sobre el tema y mi mente comenzó a volar mucho, luego comenzaba a recordar cuando yo era soltero, las imágenes con mis parejas, sus rostros de placer y el preguntarme si es que de verdad se siente tan bien ser el pasivo en una relación.


En ocasiones mi esposa sale de la ciudad por trabajo, y aprovecho para usar su ropa ahora o maquillarme (aunque nunca he sido buena), me he atrevido a irme con su ropa interior a hacer compras o mandados o ir a trabajar con todo el riesgo que eso implica; la verdad nunca le he sido infiel, pero a veces lo he pensado con un chico, con una chica como yo, alguien que comparta gustos y entienda sin juzgar y ayude con su colección de ropa o que sepa maquillar, he publicado anuncios en ocasiones, desafortunadamente vivo en una ciudad relativamente pequeña, pero sobre todo la gente es muy comunicativa y tengo miedo que se entere o me vea algún conocido, por eso siempre me arrepiento o me echo para atrás si es que ya había o casi había quedado con alguien.





En fin, creo que eso ha sido de lo más importante que contarles, agradezco a las redes sociales como esta donde puedes encontrar hasta hermanas de sentir y de pensar.


Ha sido un gran paso el animarme a contarles mis más profundos secretos, espero respeten mi historia de vida.


Gracias.

viernes, 25 de agosto de 2023

Relato de una Sissy parte 2

 




Todo esto empezó una noche en la playa como ya había contado, luego de convencer a mi compañero de copas de que se la dejara chupar. 


Mientras estaba chupandole la polla a un completo desconocido en la playa Noté una mano tocarme el culo que estaba choreando de placer, tenía contracciónes cada ves que chupaba la polla creciente del macho que me agarraba la cabeza, el segundo hombre que se acercó por la espalda me digo pegado al oído, nena está noche te vamos a abrir tanto el culo que vas a andar con las piernas cruzadas un buen tiempo zorrita, en ese momento tube unas contracciónes muy fuertes en mi culo y el lo noto, empezó a mover los dos dedos que tenía penetrando, yo no podía hacer nada me quedé sin palabras paralizada por miedo, excitación o simplemente por ser una sissy que no puede negarse a nada, sin mediar palabra alguna más que un sutil gemido de chica que sonó muy tierno y sumiso por el placer que me estaba creando en mi vagina de sissy, empeze a chupar la polla del primer hombre por los lados asegurándome de que este bien ensalivada,  



Lo ice lento de adentro a fuera toda la polla ajarandome delas caderas el solo le decía esta puta si es buena, me ponía más cachonda por que se sentía bien rico el sabor del miembro masculino que le iva saliendo el presemen y me encantaba, el segundo hombre me agarro de las cintura me levanto me dijo, sige chupando zorra abre las piernas que vas a ser mujer ahora mismo y alomejor te preño y todo zorra, aunque eso depende cuanto placer me des, eso me puso muy cachonda y entró su polla sin resistencia alguna como una funda perfecta, el soltó un, pero que culazo bueno tiene la puta esta, yo estaba penetrada por los dos órganos sissy y me sentía usada sucia pero era lo que venía buscando, romperme el culo asta que quedase totalmente abierto, uno de ellos me digo ponte a cuatro patas en el suelo zorra que nos vamos a ir tornando para follarte el culo, pude ver que los dos hombres estaban ya más duro que mi dildo y que yo estaba ya usada por todos lados y no podía controlar mi cuerpo y siendo sincero para encontrar mi pene abría que rebuscar por que se habia contraído asta prácticamente desaparecer, mientras pensaba todo eso no te una mano agarrame del cuello y tumbarme al suelo dejando mi culo en pompa y mi cabeza en la arena.





 Uno de ellos me puso su pierna en mi cabeza y no te como el otro me penetraba asta notar sus huevos en my culo muy brusca mente soltando yo un gemido duro y intentando mover mi culo me agarro volviendo a penetrar seguidamente una y otra ves tan duro que se me abrió el culo, el otro hombre decía a sin que sea una buena mujer dale más fuerte, fue mi penetración más dura que tuve asta ese momento tenía arena en la cara y mis tetas estaban marcando la arena de la playa mientras mi clítoris se escondía lo más seguro por temor a ser humillados, mientras mis huevos aguantaban los golpeteos de los huevos del macho penetrador que me estaba usando como un auténtico violador de coñitos quitandome todo control de mi cuerpo y de mi hombría dejándome como lo que era en ese momento un potro de monta para dejarme embarazada y llena de semen este dijo levantarle la cabeza que quiero que sabore lo rico que esta ella, me puso la polla en la boca mirntras el otro me montaba igual de duro aunque esta polla se sentia más gorda pero no dolía tanto por que no era tan profunda como la otra que tenía en la boca tocandome la campanita, el hombre que me estaba follando por detrás se subió encima mia y me agarro los pezones mientras me los retorsión me penetraba con su polla dura, soltando un llanto mudó como si estuviese llorando con la polla en la boca el me dijo mira esas lágrimas zorrita esta noche te va a doler el culo de mujer que tienes, eso me provoco placer soltando más mi culo y mis pezones se ponían erectos y duros, mientras el de atrás me dijo que nombre le vas a poner a nuestro hijo? Mientras notaba el semen caliente en mi recto no pude decir nada con la polla del otro hombre en mi boca, solo sentía como con sus manos me tocaban el ano abierto al máximo, el otro hombre dijo preparate que es mi turno otra ves, penetrando me duramente otra ves me agarro de lo huevos estirando los me digo eres una zorra de verdad y ya eres toda una mujer lo saves no mientras me montaba con rabia, mis huevos se pusieron rojos y mi clítoris soltaba un líquido blanco el se corrió en mi recto la mantuvo a dentro de mi un rato asta que dando una guantada a mis nalgas se levantó y se marcharon los dos hombres hablando de lo bien que se la habian pasado, mientras yo estaba todavía a cuatro y con el culo embarazado por dos machos.



miércoles, 23 de agosto de 2023

Fantasía de vacaciones... (relato sissy)

 




Vivo en un pequeño edificio de la ciudad, soy una travesti de closet, por lo que tengo muy pocas oportunidades de vestirme como nena y disfrutar de esas sensaciones tan placenteras.


Han tocado la puerta, es mi vecino de arriba, abro la puerta y me comenta que va a salir de vacaciones durante tres semanas y desea que me quede con la llave de su apartamento ya que en unos días llegará de Argentina un colega suyo que viene a dar unas conferencias en la universidad donde trabaja. Me pidió que le entregue la llave cuando llegue y le muestre el funcionamiento del edificio y de lo que necesite. No me hice problema ya que Juan es muy amable siempre y nos llevamos bien. Me enseñó la foto de un señor un tanto canoso, en sus sesenta y pico, apenas se veía su rostro.


Me dijo que a lo que esté por llegar el me avisará para que lo espere y todo vaya bien.

Pasaron los días, mi vecino no se iba y pensé que todo había quedado en nada. Un viernes por la tarde me timbró, era Juan acompañado de ese señor. Me presentó a Roberto y dijo que justo saldría en poco tiempo y que quería reunirse conmigo también para que ayude a Roberto en lo que se ofrezca. Subimos a su apartamento y luego de una conversa específica de cuanto se quedaría y ciertas indicaciones generales como el agua, el ascensor o el horario de la basura, todo estaba bien, Juan nos ofreció algo de tomar y aceptamos. De repente mientras Roberto hablaba, no pude dejar de fijarme en su entrepierna, estaba terriblemente marcada por una silueta muy bien proporcionada, gruesa diría yo, algo que llamó mi atención de gran manera ya que de repente sentí como que me perdí ahí, no pude escapar, Roberto se había dado cuenta pero fue momentáneo, una especie de sonrisa cómplice pero incómoda, ya que se notaba que no tenía tanta confianza con Juan ni conmigo como para bromear o reclamar. Fueron segundos. Juan no se dio cuenta.


En el mismo piso del apartamento de Juan está el ingreso a mi terraza privada donde tengo alguna que otra planta descuidada, un asadero y un lugar para una hamaca. Para pasar al apartamento de Juan hay un paso ajustado en el pasillo hacia ambas puertas.


Un par de días después y sin ningún otro evento ni novedad de aquel día, subí a mi terraza a arreglar un poco, no estaba solo en casa, así que no llevaba intención de nada. Roberto salió del ascensor el momento en que yo trataba de abrir la puerta de la terraza y pasó por detrás mío como forzando el espacio, era un hombre corpulento, más bien rellenito y bastante más grande jeje, como forzando un roce y pues me preguntó que tal, que que hacía y que a donde daba esa puerta, le conté que era mi terraza y que iba a arreglar un poco ya que había llovido el día anterior. Me pidió si podía verla y prácticamente solo pasó. Halagó la vista y la tranquilidad que se sentía. Yo procedí a hacer mis cosas mientras me preguntó si podía sentarse y fumar, le dije que sí, que no había problema, yo recogía las hojas caídas, y acomodaba la tierra aprovechando la humedad. De repente mientras conversábamos de lejos, voltee a verlo y fue mi sorpresa que mientras fumaba, tenía en su mano su miembro, se lo había sacado y lo pajeaba lentamente y disfrutándolo. Me miró fijo y me dijo, seguramente al ver mi sorprendido rostro, que había notado cómo lo ví aquel día que nos conocimos, que cuando quiera podía aprovechar a verlo de cerca. Sólo me reí nervioso y no supe qué hacer o decir. La verdad cuando no estoy vestida de mujer, no suelo fantasear en entregarme a esos placeres, además nunca lo he hecho. Como no estaba sola la casa y podía venir alguien o llamarme pues me puse bastante nervioso y solo tontamente le agradecí y bromeé en que cualquier día de estos le avisaba para que me la muestre. Tal vez notó mi incomodidad y como que se achicó y guardándola cambió de tema. Conversamos un rato más y luego se excusó y salió hacia su apartamento, todo en paz.


No pude dejar de pensar, fantaseando y excitada en lo que me hubiera gustado hacer si me hubiera animado a probar.


Pasaron unos días y llegó un fin de semana de esos en que me podría quedar sola y dar rienda suelta a mis poco habituales placeres de vestirme y arreglarme lo más linda posible o subir a la terraza en bikini a tomar un poco de sol tendida en mi hamaca, para luego regresar a desfogar mis deseos jugando por cam con algún morboso que me caliente, amo hacerlo cuando estoy sola.


Decidí aquel día subir a tomar sol, ya había pasado tiempo y no volví a toparme con Roberto. Me puse mi ajustado bikini y sobre él, un pantalón suelto y un hoodie de cierre, ropa de hombre por si me encontraba con algún otro vecino o conocido, mi pelo suelto largo ya les es habitual así que no estaba recogido, así suelo subir. Sintiendo la tanguita bien metida haciéndome sentir placer. Oh sorpresa coincidimos como aquella vez en el estrecho paso, pero esta vez, al pasar él y buscar un roce, yo empiné mi colita de una manera instintiva para poder sentir lo que me ofrecía, mi corazón palpitó mucho durante ese instante, él no desaprovechó, apoyó bien su pancita y su miembro sobre mi cola pero haciendo el ademán de querer pasar. En ese instante bajé el cierre de mi hoodie y al darme vuelta dejé que vea lo que llevaba puesta. Alcancé a abrir la puerta y entramos a la terraza. Apenas cerró la puerta yo solo me vi apoyada en la pared con su rostro sobre el mío y sus manos sacando mi ropa, la dejó un poco bajo mis hombros y empezó a besarme, estar vestida así me dió un instinto de que debía dejarlo y disfrutarlo, era lo que sentía.


Nos besamos mucho rato, empecé a juguetear con mi lengua como solo lo había hecho en calientes fantasías de cam. Estaba muy mojada. Le decía entre suspiros que nunca lo había hecho y que no sabía qué hacer, pero el solo seguía besando mi cuello y hombros, desvistiendome para dejarme solo con aquel bikini en el que tanto había fantaseado con ser la hembra de algún morboso.



Hasta aquí, espero que les haya gustado, quisiera leer sus comentarios y saber si quieren saber lo que pasó luego.


Soy Paula, la del bikini jeje.



jueves, 10 de agosto de 2023

Feminizado por mi propia novia

 




Siempre platicaba con mi novia acerca de que me vistiera de chica y me follará con un arnés y un dildo por mi gran y hermoso trasero. 

Ella se retorcía de placer, evidentemente gozaba mucho con esa historia, y acabó gimiendo como nunca mientras yo disfrutaba imaginándome que ella me ponía los cuernos, sin alcanzar a entender porque algo tan perverso me excitaba tanto .


Una noche, ella me propuso un "juego": se desvestiría y yo debería vestirme con sus ropas para tener sexo como dos chicas.


La idea me encantó y así a medida que Silvina se iba desvistiendo, me puse su panty, su corpiño, sus medias de nylon color piel, su pollerita rosa muy cortita, un sweater de lana blanco, y sus zapatos de taco alto blancos.


Silvina me maquilló con un rouge bien colorado, me delineo y pintó las pestañas. Cuando consideró que estaba "lista", me hizo sentar en una silla, sacó de su cartera una revista de físico culturistas repleta de hombres hermosos con cuerpos perfectos, la puso en mis manos y me obligó a hojearla, mientras ella se colocó detrás de mí y comenzó a frotarme la minifalda en la zona de la polla.


No puedo describir lo excitante que resultaba el que mi novia me feminizara y me hiciera gozar de la misma forma que lo hacía ella como mujer.


Silvina me estaba dispensando el mismo trato que le había brindado yo en mi rol de varón.


Vestido de esa manera, con sus estimulantes masajes y viendo las fotos de esos hombres con sus cuerpos brillantes y muy deseables, acabé como nunca lo había lo hecho manchándole sus ...


... ropitas.


Ella entonces me dijo: lo has hecho muy bien mi amor, te convertiré en una chica muy complaciente.


2)


Un fin de semana sus padres de salieron de viaje a un casamiento.


Aprovechando esa circunstancia, me instalé en su casa.


Les cuento que después de esa primera maravillosa experiencia de haberme vestido con sus ropas, a sugerencia de Silvina, me había dejado crecer el cabello por debajo de los hombros e hice una dieta estricta, por la cual estaba muy esbelto.


Apenas llegué a su casa, ella me dijo que hasta que volvieran sus padres tendríamos que convivir como dos chicas, porque esa era su fantasía y sabía que a mi me también me gustaba, para lo cual, tenía todavía que hacerme algunas cositas.


Me hizo desvestir y me embadurnó cada centímetro de mi cuerpo con crema depilatoria, mis piernas, mi pecho, todo me quedó suavecito y sin el más mínimo rastro de vello.


Después me hizo probar ropa interior de color blanco muy cavada y un baby doll del mismo color, yo no podía resistirme, porque en realidad sentía un profundo placer usando esas prendas.


Ella me dijo que tendría que caminar en puntas de pie mientras estuviera en su casa para acostumbrarme a usar luego zapatos de tacón.


Desfilé a su pedido delante de ella vestido de esa manera, por el living de su casa y se me acercó, me cruzó los brazos en torno al cuello y me besó apasionadamente.


Recorrió con sus manos mi suave piel recién depilada, me aferró los glúteos y empezó a acariciármelos hasta llegar a mi ano. Al ver mi cara de excitación, me dijo: Veo que te gusta hacer de mujercita, me tomó de la mano y me llevó a la habitación de sus padres, donde nos enredamos en un desenfrenado juego sexual. Nos acariciábamos, le felé la vagina pero cuando la quise penetrar, me dijo: Gabi las chicas no tienen polla, así que no podrás usar la tuya conmigo nunca mas, ahora tu eres una chica y por eso solo tendremos sexo como lesbianas. La besé apasionadamente y la masturbé con la mano, ella se derretía de placer.


Nadie jamás me había entendido como ella, estaba encantado con el trato que me daba y su propuesta.


Esa tarde Silvina la dedicó a enseñarme secretitos de mujer.


Silvina me enseñó a maquillarme, a pintarme las uñas, a rellenarme el busto para que pareciera muy turgente, a caminar sobre tacones, a levantar los glúteos al caminar y la verdad es que nos divertimos mucho como dos amigas adolescentes.


Para la noche me dijo que me tenía preparada una sorpresa pero que tendría que lucir espléndida para recibirla.


Entonces me dijo, ahora cumplirás tu sueño, te pondrás la ropita que siempre deseaste vestir, y me dio un conjuntito que yo le había regalado para su cumpleaños, compuesto de minifalda blanca cortisima con un tajo a cada lado súper ajustada y una blusa negra muy escotada, rematado con unas sandalias blancas de tacón.





Me untó las piernas con una crema suavizante y me hizo un peinado con el cabello recogido y algunas mechas sueltas.


Cuando finalmente me vi al espejo no lo podía creer, Silvina me había transformado en toda una señorita, no había en mi un solo vestigio de masculinidad.


En eso tocaron el timbre y me sobresalté. Ella me dijo, no te asustes es mi amigo Martin que me viene a visitar, fue entonces que me percaté que ella también en el ínterin, se había vestido muy sexi con un vestidito beige cortito y escotado.


Ella le dio un fuerte abrazo y lo besó apasionadamente en la boca, lo cual me dejó atontado, era mi novia besando a otro hombre frente a su novio, transformando en señorita. La verdad es que eso, no solo no me puse celoso, sino que inclusive tengo que reconocer que me provocó una erección.


Lo que me intrigaba era saber desde cuando ellos eran tan cariñosos entre sí como se estaban mostrando ahora, o mas exactamente desde cuando yo era un humillado cornudo. Ella se sentó en su falda rodeándole el cuello con sus brazos y le dijo: Aunque no lo creas, esta señorita que nos acompaña, es mi noviecito Gabi, al que le gusta vestirse de mujercita.


Para disimular le dije era mentira y que en realidad estábamos probando un disfraz para una fiesta, pero era obvio que él ya sabía la verdad, yo era una auténtica mariquita.


Martin me miraba de arriba abajo, me devoraba con la vista las piernas mientras parecía desquitarse las ganas de acariciármelas haciéndoselo a mi novia.


En eso Silvina me dijo que tenía que animarme a salir de una buena vez a la calle vestido de señorita, así que debía ir a ..  comprar una Coca Cola porque no tenía nada que servirle a Martín.


Al principio me negué, ya bastante me había animado a que presentarme ante el amigo de Silvina vestido de chica, como para que todo el mundo me viera así.


Mas me insistieron tanto que no pude rehusarme.


Entonces me miré en un espejo, y me dije a mi mismo, Silvina ha hecho un buen trabajo, nadie puede dudar de que soy una muchacha en verdad.


Salí por primera vez a la calle vistiendo las ropas mas sexis de mi novia, la sensación de caminar sobre tacones y sentir el viento entre mis piernas depiladas era muy estimulante.


Los hombres se daban vuelta para mirarme, hasta me piropearon, lo que me ruborizó y me hizo muy feliz.


A cada paso que daba, intentaba feminizarme mas, bambolear mis caderas, desplazarme con esa sensual cadencia de las mujeres.


Cuando volví a la casa de Silvina, ya bien acostumbrado a usar esas ceñidas y minúsculas ropas, escuché sus gemidos viniendo de la habitación de sus padres.


El cuadro que me esperaba allí me dejó descolocado, Martín se follaba a Silvina salvajemente y ella retozaba de placer.


Imaginen la escena, mi novia follada por un amigo y su novio vestido de chica se excitaba viéndolos. Mientras Martín, la bombeaba sin darle respiro, él me dijo, pasa Gabi ayudame a hacer gozar a tu novia que hace mucho que no se acuesta con un hombre de verdad.


Me senté en el borde de la cama, aferré fuertemente los brazos de Silvina, y la besé una y otra vez ...


... diciéndole cuanto la quería, mientras Martín no dejaba de penetrarla.


Después Martín nos pidió que montáramos una escena lesbi para él.


Silvina y yo nos empezamos a besar y a acariciar entre nosotras y Martín miraba fascinado.


Cuando los tres estábamos bien cachondos, Martín me dijo, ahora vas a saber lo que siente tu novia cuando me la folló, me hizo colocarme en cuatro patas, levantó mi falda, corrió mi ropa interior y me ensartó poderosamente el ano con su polla. Nunca había sido penetrado mas que con un dedo de Silvi, así que debo reconocer que al comienzo sentir un dolor indescriptible, pero al rato, ese constante bombeo, esa dulce humillación de sentirme poseído por el hombre que hacía gozar a mi novia, me volvió loco y comencé a gemir aflautando la voz, tal y como lo hacía Silvina, quien mientras nos veía se acariciaba la vulva.


Martín al mismo tiempo nos decía, ahora soy su macho y ustedes dos mis hembras, les prometo que las haré gozar tanto que se olvidarán que alguna vez fueron novios.


Yo le pedía mas y más gemía, le rogaba que nunca sacara su polla de mi, que me hiciera suya, que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de ser su mujercita pasiva y obediente y compartir la cama con él y Silvina.


La madre de mi novia Silvina era una mujer muy liberal, su marido se había vuelto impotente con los años y el deseo insatisfecho la convirtió en una tigresa devoradora de hombres.


A tal extremo que más de una vez la habíamos pescado in fraganti, 


paseándose con otro hombre por las calles y por guardar silencio sobre ello, nos habíamos vuelto un poco cómplices.


Silvina que también había demostrado ser muy desinhibida a pesar de su corta edad, se animó a contarle aquello de que me estaba transformando en una chica.


A su madre eso no solo no la perturbó en lo más mínimo, máxime que a ella le simpatizaba más que su hija noviara con Martín que conmigo, sino que inclusive se ofreció a ayudar a convertirme en chica.


Días después de que Silvina le contara nuestro secreto su madre me telefoneó y me dijo que fuera para su casa que me había preparado una sorpresa.


Cuando llegué, Raquel, era su nombre, me hizo pasar a su cuarto y me dijo que por una cuestión de imagen, precisaba una secretaría ejecutiva que la acompañara a una reunión de trabajo muy importante y Silvina estaba imposibilitada de hacerlo porque todos sabían que era su hija.


Entonces me dijo que ella haría que yo diera con el tipo de secretaria que necesitaba.


Me pidió que me desnudara, me dió ropa interior que de tan ajustada me disimulaba perfectamente la polla y pantys de lycra negra.


Luego me hizo vestir un conjuntito de minifalda y chaleco corto negros y muy ceñidos de Silvina, que me calzaban muy bien.


Me prestó unos tacones negros suyos muy altos, me maquilló, y me prendió aros, pulseras y anillos.


Finalmente peinó mi cabello que ya entonces tenía bastante largo recogiéndome con una hebilla algunos mechones.


Al veme en el ...


... espejo, sonreí de felicidad.


Nunca pensé que algún día podría ser una mujer tan atractiva y deseable como mi novia Silvina y competir con ella en la conquista de hombres.


En la reunión de trabajo, nos esperaban un importante empresario de mediana edad, con su joven hijo, que apenas me vió quedó alelado.


Era un muchacho muy buen mozo, alto, trajeado y con un físico espectacular.


Raquel percibió que algo sucedía entre nosotros, y se apartó para conversar con el padre. Lionel, así se llamaba, trataba de seducirme con su radiante sonrisa y simpatía, yo me hacía un poco la interesante, pero al mismo tiempo apelaba a todas las armas de seducción femenina que Silvina y su madre me habían enseñado.


Me cruzaba de piernas haciendo que mi minifalda me cubriera lo menos posible, me recogía el cabello y me lo soltaba y hasta ensayé el arma de pintarme los labios frente a él.


Lionel no pudo más y me invitó a conocer su oficina y en cuanto ingresamos a esta, me tomó de la mano y me besó en la boca.


Eso fue muy estimulante, había conquistado al varón de mis sueños en pocos minutos, me sentí como nunca, desenvuelta liberada, allí mismo me arrodillé frente a él, abrí su bragueta y comencé a mamarle la polla.





Rítmicamente su enorme aparato se erectó dentro de mi boca y yo se la lamía, se la besaba desesperadamente, estaba en el éxtasis, él comenzó a aullar de placer y me llenó toda la boca con su leche, allí recordé lo que Silvina hacía conmigo y la imité, me tragué todo su ...


semen hasta dejarle la polla bien sequita.


Cuando salimos de su oficina nos esperaban Raquel y el padre de Lionel. Raquel tenía el cabello un tanto despeinado y sus labios se habían despintado y el padre de Lionel...tenía marcas de rouge, era evidente que ellos también habían disfrutado la entrevista.


Cuando salimos Raquel me felicitó, el negocio se había concretado exitosamente. Fuimos como madre e hija a festejar a una cafetería y Silvina se nos juntó allí.


5)


Era un tanto extraño estar sentado en una cafetería con la madre de mi novia y mi novia, cual si fueramos una madre y sus dos hijas.


Raquel le contó a Silvina acerca de lo exitoso de la entrevista que habíamos mantenido hacía un rato y le dijo que había estado brillante haciendo de su secretaria ejecutiva.


Silvina me interrogó acerca de Lionel y cuando le conté lo que había sucedido en la intimidad, ella se puso muy celosa y me dijo que siempre había querido tirarse a ese tio pero este no le había dado ni la hora.


Yo entonces en un momento que su madre no nos escuchaba, le prometí que de alguna manera me las ingeniaría para que pudiera darse el gusto de ser follada por Lionel, a lo que Silvina me agradeció con un beso muy dulce en la mejilla.


Podrán imaginarse que no me resultaría muy fácil contarle a mi madre con quien aún convivía acerca de mi cambio de hábitos.


Es que a ninguna madre le fascinaría ver a su hijito transformado en una muchachita.

Por fin con una hermosa transexual

 



Voy a relataros cómo, cuando menos te lo esperas, puedes experimentar algo que llevas deseando mucho tiempo. Este es el inicio de mi historia con mi fetiche favorito: los transexuales.


Era sábado, y yo de aquella acababa de dejar un empleo temporal que había tenido, por lo que me encontraba con fuerzas suficientes para salir por Barcelona. Aquel era un día algo especial además; nos habíamos juntado la mayoría del grupo lo que era casi un milagro. Decidimos ir a una de esas discotecas poco conocidas por la masa de borregos, donde hay ambiente pero sin estar como vacas en un establo sin poder moverse. La noche iba bien, a medida que las copas corrían eramos menos ajenos a lo que ocurría alrededor. O al menos eso me pasaba a mi, porque tardé en darme cuenta el barullo que había a mis espaldas. Mis amigos, y otros tantos que había por ahí, se estaban riendo de alguien.


“cuidado, marica a la vista” “vigilad vuestros culos que os folla” Yo no entendía a qué venían esas burlas, hasta que le pregunté a mis amigos. Resulta que detrás nuestro había un transexual. Para ellos, allí había un pervertido, un hombre peligroso que estaba ahí para violarlos a todos; para una persona normal, era una mujer que obviamente había sido un hombre en su día. Era más alta que la mayoría de las mujeres; las facciones de la cara eran marcadas, igual que unos hombros anchos pero delgados, en sintonía con el resto del cuerpo. Vestía unos pantalones de cuero negro apretados y un top que solamente tapaba sus casi inexistentes pechos, dejando a la vista un abdomen muy delgado, pero bastante marcado. Si no supiesen que era transexual, dirían que era una atleta. Su pelo era rubio, teñido probablemente, con un lateral de la cabeza rapado.


Eso era para mis amigos y para una persona normal. Para mi, era como la sirena de tantos cuentos marineros, una belleza exótica, casi una deidad. Sí, como podéis ver me encantan los transexuales. Miento, estoy obsesionado con ellos. Antes de continuar con el relato, es necesario explicar el origen de mi obsesión.


Cuando “descubrí” los transexuales se abrió ante mi la extraña pero perfecta combinación de mis dos gustos preferidos: el cuerpo de una mujer y la polla de un hombre. Lo primero no necesita explicación. A mi me gustan las mujeres, me masturbo pensando en mujeres, me excitan las mujeres…etc. Lo segundo es algo que pocos entienden. La gente suele poner la barrera de la homosexualidad en el pene: si fantaseas con comerte una polla, eres gay. Y punto. Pero nada más lejos de la realidad. A mi el cuerpo y la cara de un hombre no me atraen en absoluto, pero si una buena polla. Esto posiblemente tiene su raíz en la frustración con mi propio pene. Aun siendo  una medida solamente un poco por debajo de la media (me mide casi 11), mi deseo por tener una polla más grande acabó derivando en una atracción hacia ellas. Cuando veía porno, me fijaba en el pene de los actores, pensando cómo me vería si tuviese esa medida. Iba creándome preferencias, y gustos,y en mi mente tenía una idea clara de qué polla me gustaría tener a mi mismo. El siguiente paso en mi obsesión era claro, el pene se había convertido para mi en algo casi ajeno para el cuerpo, y deseaba uno, como si para ello tuviese que quedar con un desconocido, chupársela mientras imaginaba que no estaba de rodillas ante un hombre, si no ante la chica que me gustase en aquel momento.


Me había quedado embobado mirando al transexual, y me di cuenta de que me había empalmado. Ese era el efecto que tenían sobre mi. Lograban que tuviese una erección incluso estando borracho, algo que no me pasaba desde mi adolescencia. Menos mal que las discotecas son nocturnas y nadie pudo advertirlo. Volví a mirar al frente, sabiendo que era una locura, imposible poder acercarme a ella (porque al fin y al cabo se siente una mujer) sin que los de mi alrededor se diesen cuenta. Al cabo de un rato volví a girarme, intentando deleitar mi vista con mi diosa una vez más, pero ya no estaba. Se había ido, probablemente harta de las bromas y los insultos de los imbéciles de mis amigos.


En un momento de la noche tuve la urgencia de ir al baño, y como mis amigos estaban demasiado ocupados siendo unos zombis por la borrachera, tuve que ir solo. Al llegar frente la puerta de los lavabos me encontré con 6/7 tíos fuera, sin entrar, y riéndose. Les pregunté si estaban haciendo cola y me dijeron que no, que pasase. “pero cuidado, que igual te follan el culo si no estas alerta” dijeron entre risas. Yo no entendía qué pasaba, pero entré en el baño igualmente. Estaba vacío pero aun asi me dirigí al final de la hilera de meaderos como hago siempre. Hago esto por la frustración que mencioné antes, me da vergüenza mear en baños públicos por mi complejo. Había empezado a mear cuando la cabina más cercada al urinario de pared en el que estaba se abrió. Y ahí estaba ella. Sabía que era mi oportunidad, o lo intentaba en ese momento o me arrepentiría siempre.


-Menudos gilipollas los de ahí fuera, eh- dije yo


-Ya ves, pero estoy acostumbrada, intento no hacer caso


Su voz no era en absoluto masculina, si acaso un poco grave.


-Pero por qué entras en estos baños, si tú eres una mujer


-Eso díselo al imbécil del portero, que me sacó del baño de mujeres diciendo “si puedes mear de pie, al baño de hombres”


-Vaya…


No sabía que más decir, estaba demasiado nervioso para tomar la iniciativa. Pero ella no se había movido del sitio, aun cuando estaba claro que yo había terminado de mear hacia ya rato. No era tonta, me había calado al momento. Por eso tomó ella la iniciativa


-¿Qué tal si salimos ahí fuera y te invito a una copa?


-Ya, es que…


-Te da vergüenza que te vean conmigo ahí fuera ¿verdad?


-Si, lo siento… es que mis amigos son unos cretinos, se reirían de mi toda la vida. No lo entienden.


Se la veía claramente decepcionada, y se dio la vuelta para marcharse cuando por fin yo tuve un arrebato de iniciativa


-ESPERA! Toma, apunta mi número y háblame por whatsapp, intentaré librarme de mis amigos.


Funcionó, ella sonrió y apunto mi numero. Salimos del baño en tiempos distintos, y al salir tuve que aguantar las bromas de los de antes preguntándome si me había hecho algo. Volví con mis amigos y al comprobar el móvil tenia un whatsapp con una carita sonriente y un “estás a tiempo de tomarte esta copa”.  Empezamos a escribirnos por whatsapp: primero cada 10 minutos, luego cada 5, y al final estaba de pie, pasando por completo de la música y hablando con ella, tonteando. En esto que me dice “último tren, me he ido y estoy de camino a casa. Puedes tomarte la copa que me debes allí. Pero ven ya”. No lo dudé ni un segundo, les dije a mis amigos que tenía que irme, que tenía cachonda perdida a una chica con la que estaba a rollos en aquella época. Mis amigos se rieron y me creeyeron; eso explicaba por qué había estado tan absorto al móvil.


Salí de allí corriendo hasta llegar a la calle en la que me dijo que estaba esperándome


-Por poco, ya estaba a dos calles de mi casa- me dijo riendo


-Oye, que he venido corriendo lo más rápido que he podido. Eso no lo hago por muchas chicas en el mundo





-Jajaja eres un cielo. Por cierto, me llamo Sheyla


Por fin, tras tantas horas, una presentación formal. Me presenté y recorrimos las 2 calles hasta su casa en un incomodo silencio. Entramos en su portal y subimos las pequeñas escaleras hasta el ascensor. El ruido del ascensor fue para mi como un activador, y me lancé sobre ella para darla un apasionado beso que, por fortuna, fue correspondido. Besaba con fuerza, con pasión, pero de forma experta sabiendo lo que hacía.


-Quieto machote, espera al menos a estar adentro y tomarnos algo


-A la mierda la copa, te deseo y necesito que seas mía ahora mismo


Salimos del ascensor torpemente, besándonos. Ella abrío la puerta de su casa y me cogió de la mano, llevándome directamente a su habitación. Nada mas entrar me tiro en el borde de la cama, quedando yo con las piernas fuera, sentado. Sheyla se arrodilló ante mi y se dispuso a quitarme los pantalones


-No, para…no es esto lo que yo..


-Ah…ya, quieres ir directamente a lo otro- dijo con un claro tono de decepción


-No, no es eso. Es… es que quiero que sea…al revés


-Uy, algo me imaginaba yo; o sea, que eres un pasivo ¿no?


-Nonono…bueno, si…pero contigo. Quiero serlo contigo. Si a ti te gusta, claro


Con una amplia sonrisa en su cara me dijo –Puedo ser lo que tú quieras que sea


En un hábil movimiento, se levanto cual felina, dejándome la labor de quitarle la ropa. Aproveché que tenía que quitarle los pantalones para agarrar con firmeza su terso trasero, recreándome con la textura del cuero de sus pantalones. Al bajarlos, quedo ante mi un tanga que difícilmente cubría lo que para mi era una obra de arte. Desprendía un agradable olor a higuiene, algo que siempre es de agradecer. Fuera de autocontrol, apoyé mi cara sobre el tanga, oliendo su rabo y lamiendo la tela. Cuando ya no pude más, liberé a la bestia, que saltó como un resorte, coronándose como el rey de aquella habitación. Y no era para menos, todo giraría en torno a él.


Comencé con suaves besos y lamidas a lo largo del tronco. No era excesivamente grande, unos 17cm diría yo. Pero era ancha y de formas proporcionadas. Cuando ya no pude más, acumulé toda la saliva que pude en mi boca y lo introduje dentro. Ante el cálido nuevo huésped que su polla tenía, Sheyla emitió un gemido de placer. La mamada aumentó de ritmo poco a poco, emitiendo unos ahogados sonidos que a ella la volvían loca. Al poco, ella me pidió parar, o se correría en ese mismo momento. Aprovechamos ese momento de descanso para quitarnos del todo la ropa, y nos echamos en la cama. Al ver su delgado pero marcado torso, me fije en sus pechos. Iban en sintonía con su cuerpo, pequeños y apetecibles. Algo de agradecer. Me lancé sobre ellos, los agarré con suavidad, los besé, los chupé. Me encantaban, podría estar horas así. Pero estaba desatado, por eso se me escapó un “fóllame la boca. Fóllamela lo más fuerte que puedas”


Me tumbé en paralelo a la cama, con la cabeza junto al respaldo. Ella se puso de forma que quedaba encima mio, con las rodillas a ambos lados de mi cuerpo. Acto seguido me metió su polla en la boca, comenzando unas embestidas cada vez mayores y más fuertes. Tardé en acostumbrarme, incluso solté alguna arcada. Pero aquello me encantaba; me gustó tanto que lo que fueron varios minutos me pareció segundos, y por eso me sorprendí cuando ella, entre gemidos dijo “me corro, me corro”. Se echó un poco para atrás, soltando una cantidad asombrosa de espeso semen sobre mi desnudo pecho. Jadeando, ella se tumbó sobre la cama y yo me limpié el semen.


-Bueno..¿ya está?- dije yo


-¿Bromeas? Acabamos de empezar cariño, deja que recargue


-¿Y que hacemos mientras?


-Déjamelo a mi…tú ponte comodo


Me tumbé sobre la cama y ella sacó un gel que se lo echó en las manos,y un poco en mi pequeño miembro erecto. Ahí pensé que esa mujer era o había sido prostituta, porque el masaje que me hizo fue algo insuperable. Con delicadeza, me masturbó lentamente, apretando en puntos donde la sensibilidad es mayor, y haciendo movimientos circulares. Yo estaba gozando como nunca, pero cuando la avisé que me quedaba poco para correrme ella paró de golpe


-No te corras, ya estás listo. Tenemos que corrernos a la vez


Entonces cogió el gel de antes y me ordenó ponerme a cuatro patas. Con mano experta, masajeó mi ano con sus lubricados dedos, introduciendo primero 1, luego 2, y al final 3 dedos. Estaba listo, ya podía montarme como un semental. Me preguntó si tenía alguna postura preferida, y la verdad es que la tenía. Me tumbe boca abajo, elevando ligeramente mi culo, para que ella pudiera ponerse encima y follarme dominantemente. Así lo hizo, y comenzó introduciendo solo la punta. Ahí pensé en echarme atrás, el dolor era casi insoportable. Pero ella se echó hacia adelante, quedando todo su cuerpo encima mio, y comenzó a besarme para que me tranquilizase. Surtió efecto, y el dolor se fue para dejar paso al mayor placer conocido por el hombre.



El ritmo incrementó, y empezó a follarme fuertemente, rebotando su definido cuerpo contra mi culo una y otra vez, haciendo un ruido que me vuelve loco con solo recordarlo. Ella era mi ama, y yo su esclava, su putita personal. Así me lo hacía saber, a lo que yo solamente podía dar pequeños sonidos de asentimiento que quedaban ahogados por mis fuertes gemidos. Así, entre gemidos, ella se corrió, y al momento hice yo lo mismo. Mi pene, empotrado contra el colchón, emitió la mayor cantidad de semen que jamas ha echado.


Nuestros sudorosos cuerpos se pusieron al mismo nivel, y cuando ella me preguntó que si quería quedarme a dormir, la respondí con un beso. A la mañana siguiente volvimos a hacerlo en la ducha, donde descubrí que me encantaba mamar de rodillas bajo el agua.


Espero que os haya gustado el relato que, por desgracia, es ficción. Como curiosidad, a quien se sienta atraído por las trans, que busque en internet los siguientes 2 nombres: Melissa Bonekinha y Miran. Son mis dos reinas que me han servido de inspiración y, a diario, de excitación.

Yo y los dos leñadores en el bosque.

 





A mis 16 años decidí hacer ejerció

me gusta salir por arias de mucho bosque donde vivo hay una área perfecta en un cerro para subir es una hora y media corriendo me gustaba mucho por lo regular solo uno que otro cuidador de ovejas pero no hay más

Ese olor a bosque con olor a tierra húmeda hojas tronando cada que doy una pisada, para corre llevo una licra y una playera de corredor, color gris que remarca mi esponjoso culo por lo regular lo escondo pero para correr no importa por qué estoy en casa antes de medio día

Al escuchar motosierras, me acerque no se veía nadie. Solo troncos enormes de madera

esos que te sientas y tus pies cuelgan me senté en uno de ellos estaba descansando para ver quién estaba,

Sale dos señores barbones un poco sucios de aserrín o madera por su labor que estaban haciendo que era tala ilegal

no fui bien recibido que haces aquí puto por qué me vez.. me asusté me levanto deprisa, empiezo a correr .

Pero para mí suerte de repente me tropiezo con algo me pego en la cabeza….

Desperté por qué uno me estaba orinando la cara, me tenían amarrado del tronco de pies y manos tipo abrazándolo pero este estaba derrumbado en posición vertical, no podía enderezar para poder sentarme. Ya estaba cansado de esa posición solo sentía mis nalgas paraditas que podía mover un poco

Uno de ellos el más fornido alto y todo tatuado, me da nalgadas ..

Que haces aquí contesta

Solo viene a correr solo eso

Aún en esa posición de riesgo me excita su olor a madera me encanta como me trataban ,…

Suelta me seguro copero, o los apoyo en cargar la madera nunca los vi por aquí

cállate mando una nalgada que movió todo mi cuerpo produciendo dolor en las extremidades.y si me movía de más a un costado quedaría bajo de tronco sería peor el asunto..




aquí solo si se te pide que hables lo haces

se retiraron para hablar el otro quería dejarme ir el gordito los dos eran osos muy sexis

no pongo nombres porque nunca los dijeron

El más alto agarrándose el paquete pantalones negros de buen ver los dos blancos parecían familiares

Regresan uno de ellos dice te toco perder … Con mirada perturbadora el otro fue asuvir la madera casi terminaba del subir el viaje… para poder irse

El don se posicionó atrás tenía muy sensible el culo por qué todo el cuerpo estaba dormido o por tener una posición incómoda sentía hasta el Ariel q pasaba por mis nalgas el alto se subió montando el tronco

Pisos su manos en mis nalgas las apretaba y subió que nalgon estás tienes de dónde te agarre y no caerme después subió mi playera arriba de mis tetillas para poder tocarlas y jugar con ellas …

Todo su cuerpo lo recargo un señor macizo de 44 años me arrimaba su paquete poniéndose duro me bajo la licra a media nalga estas bien bueno recargado nuevamente su miembro en medio cómo mis esponjosas nalgas acariciaban su paquete después saco una navaja y corto solo el lazo de los pies dejando el de los brazos

Corto mi licra me la rompió por completo de un jalón la abrió toda que hermoso culo lampiño jugoso

Se me empezó a dar besos negros moviendo su lengua su barba producía excitación y sus chupetones con ruido sabía cuando y donde morder ya estaba tan excitado que me atreví a decir ya cojeme ya métela casi gritando su amigo escucho y boleto grita no comas ansias por qué a mí también me toca le apuro más a subir su leña..

Se ríe mi captor mi cazador de culo en ese momento si es lo que quieres abrace el tronco por qué no sabía cómo era ni de que tamaño solo escuché la bragueta bajar

Para más el culo y el se inclino más otra vez su estómago velludo sobre mis nalgas culo y verga estaban en posición recta así que no fue difícil la penetración si me ardió y me dolió un poco pero como te digo solo sentía el culo … Cómo lo iba abriendo en dos deslizándose

Aaa chamaco cómo aprietas aaa sentí sus huevos llegar primero su estómago se deslizó arriba de mis nalgas a llegar su pelvis y acomodarse sobre mi culo

Tomo dos respiraciones profundas empieza a moverse repetidas ocasiones parecía que los sonidos de aplauso que generaban producían eco a nivel de ruido de una motosierra pero eran mis nalgas rebotando llegó su amigo soltó mis brazos monto el tronco dándome a mamar verga una morena venosa peluda verga … Los dos eran de 21 cm se parecían mucho sus vergas tan excitado que solo me ocupa de sentir orgasmos bajamos de tronco uno se acostó para montarlo pero como el alto era más salvaje y malo me empinó su amigo me abrazo fuerte el sabía lo que iba a pasar sentí la otra cabeza le costó trabajo a mi dolor y sudor un poco de sangre pero tenía dos vergas ensartadas gritaba de dolor y placer aún más cuando se empezó a mover yo totalmente desnudo flaco lampiño a mis 17 años con esas experiencias tu sensación única en medio de dos osos velludos cuarentones muy salvajes note que se vaciaron dentro de mi por esa sensación cómo refrescaba todo el colon se salieron esperaron cómo mi culo salía leche con sangre yo aún las sentía a dentro el gordito me puso a limpiar si verga después me dio su orina caliente .. nos vestimos bueno me dieron un overol de plástico viejo esos de leñadores una sensación extraña como son amplios sentía como si estuviera desnudo caminando por el bosque recién cogido ...




Cada seis meses nos vemos para repetir …

La primera vez con un hombre de ébano.

 


Soñaba con un miembro negro hasta que cuando me detuve en una interracial, que me excito muchísimo, fue creo entonces que me di cuenta que el ver un hombre negro con un enorme miembro me hacia sentir deseos muy fuertes de estar con alguien de mi mismo sexo, fuerte y bien dotado además, ahora mientras escribo es increíble como estoy erecto de solo pensar en un negro otra vez.


Sera además porque el ser de otro color hace que me sienta cómodo porque no tiene la piel digamos que me recuerde algun familiar o amigo, le da la sensación de prohibido además, todo esto lo pienso mientras veo como un negro hace todas las poses con una fogosa rubia llena de suspiros y jadeos y lo hermoso que se ve el contraste de sus pieles, entremezcladas en una lujosa cama.


Fue asi como con un amigo de color de años, con el cual habia pasado tantas cosas, ahora arriesgaba mi amistad al no ver el momento de pedirle algo que por momentos se me hacia imposible postergar pero que esperaba el momento oportuno, habia decidido pedirle si podia mamarselo, claro, la cosa era con que palabras pedirlo, se dieron varias oportunidades, pero fue cuando hablabamos de un transexual que paso cerca a nosotros y comento Angel, que asi se llama mi amigo, que le gustaria penetrarla, porque tenia buen trasero e igual, siendo hombre el se lo comeria enterito, fue ahi que lleve la conversacion para ese lado, le decia que a los hombres en realidad todos sentiriamos placer al ser penetrados por ser el ano una zona erogena y por estar cerca a la prostata es muy sensible al ser estimulado, bueno, cosas que habia leido, y tambien que era una cosa de actitud, que si no se hace es por la idea de estar con otro hombre.


Angel me dijo que nunca lo habia visto asi, le sonrei y le dije que por ahi nos divertiamos juntos y se rio, fue un alivio, un gran paso, despues de todo estar con otro hombre no le desagradaba por lo que habia dicho.


Paso un tiempo y cuando fui a su casa un dia lo veo en internet viendo un sitio interracial, casi se me sale el corazon, me puse a su lado para ver mientras le decia lo bien que parece que se siente la chica, el atento al video sonrio un poco y comenzo a tocarse, yo estaba que no pensaba, solo sentia un fuerte deseo y queria hacer cualquier locura, no me importaba, le dije solo por intentar algo que se bajara algo el pantalon con confianza, y empezo a hacerlo ante mi emocion, y si, como habia fantaseado era bien grande, negro, y con un glande color marron caramelo, muy brilloso por estar totalmente erecto.


“Oye, el tuyo es mejor que el del video, deberias tomarte fotos” le dije, lo cual descargo algo la lujuria que tenia.


Sonreia a cada cosa que decia, cada vez mas directa, algunos eran simples ruidos que hacia de placer al ver como se tocaba, y ya sin ir de a pocos, por falta de ideas o obnubilado por la excitacion simplemente me puse de cuclillas y lo tome con las manos, Angel solo atino a mirarme, yo no me atrevi a nada mas hasta que lanzo la cabeza hacia atras y fui entonces que senti una eternidad mientras mi boca totalmente abierta se dirigia a introducir el pene, estando adentro cerre la boca y succione.


Angel me tomo la cabeza, a modo de asentimiento y me dio mas fuerzas de continuar tranquilo, tome una posicion mas comoda al agacharme y comence a lamerle las bolas, por momentos me las metia y las chupaba, luego subia con mi lengua mientras con una mano lo sostenia y llegaba al glande donde cerraba la boca para tenerlo atrapado, y daba pequeñas succionadas y lamidas, con deseo y veo ahora que recuerdo con mucho cariño, por darme esa deleitable oportunidad.


Le dije que siguiera viendo su video, que era una experiencia interactiva, lo cual le hizo reir y me dio mas confianza aun. “Quieres algo en especial? algo que haga mejor?” Le pregunte, me dijo que siguiera, que estaba bien chevere todo y que podia tomarme todo el tiempo que quisiera.


Note que actuaba instintivamente y no lo hacia nada mal, a cada momento lo masturbaba para que la ereccion se mantenga mientras jadeaba fuerte, y luego otra vez a la boca, asi varias veces, hasta que me dijo que estaba a punto, le dije que no se preocupara, que habia estado pensando en ese momento y que la barra de chocolate rellena de crema me iba a gustar, nos reimos juntos. Lo volvi a sacudir y ya en mi boca otra vez recorriendo con la lengua su glande y sintiendo el saborcito saladito del lubricante natural que todos tenemos lo senti sacudirse, aprete con fuerza mis labios y con un gemido suyo recibi su esperma caliente, espeso, dentro de mi boca, cual trofeo por haber hecho las cosas bien, para mi era la demostracion fisica, la evidencia de que estuve bien, no solte el miembro, saboree un poco y me lo trague toditito sin el mas minimo problema.


No hice nada mas, exclame “Guau, estuvo rico todo”…con un largo sii me respondio.


Bueno Angel, esto era algo que siempre quise hacer,”Ok, cuando guste, jaja” me dijo, “Bueno, ya me voy, estuvo rico, no le veo nada malo, es algo nuevo para mi tambien, pero es solo placer, sera que ahora esto lo veo asi, cuando tenia 20 años lo veia de otra forma” respondi.


“Claro, ya maduritos como somos no nos hacemos tanto problemas, ya habia sentido eso en otros temas sexuales, creeme que te entiendo” dijo Angel.


“Bueno loquito, nos vemos, gracias por el lonchecito, la proxima traigo galletas”.


“Jaja, cuando quieras” y me dio un abrazo y se me trepo al cuello con su boca.


“Oyeee, deja algo para la proxima, que por lo que veo me vas a inaugurar por atras con eso tan valioso que tienes, enorme, rico, sabroso, mi negrito”


Y con un abrazo donde le acariciaba sobre el pantalon su miembro y el mi culito pronto a debutar , nos despedimos.





sábado, 5 de agosto de 2023

El Mecánico y su Taxista (encuentro caliente)




¿Quién soy yo ahora? Bueno, si de honores se trata no llevo ninguno. Soy un simple universitario que en su tiempo libre ayuda a su padre en la mecánica de la familia. Es realmente divertido; eso de mancharse la cara y manos de hollín y grasa tiene su gracia (menuda rima me ha salido eh).


El caso es que me he atrevido a contar la historia de Loren por un suceso en particular que ocurrió hace días. Justamente cuando estaba en la mecánica, arreglando esto y aquello.


Recuerdo que vi un taxi estacionarse, pero lo común del hecho no llamó para nada mi atención. El ligero chasquido de sus suelas contra el piso tampoco me hubiese advertido de su llegada, hay 15 millones de personas en este país, ¿qué posibilidades existían de que fuese él?


Claro que mientras escribo esto no puedo dejar de preguntarme si lo que pasó fue producto de un destello de suerte, o por el contrario: la confirmación de la mala que siempre he traído (yo no creo en brujas, pero…)


Su voz tampoco era un buen indicio para reconocerlo, la armonía grave no se parecía en lo absoluto a la de un pequeño estudiante, corto y morenito que tenía la alegría tatuada en el rostro.


— ¿Dani? —sí, la clave del enigma radicó en la pronunciación. Podría decir el discurso del año, que al momento de decir mi nombre yo siempre terminaría detectando ese pequeño aire de melancolía en él.


—Bu… buenos días —saludó intentando empezar de nuevo, quién sabe, a lo mejor intuyó un error en su impulso…


Y como conmigo es siempre otra historia, ya se imaginarán todo el intervalo de emociones, desde la completa concentración en mi labor, agachado y con el ojo cerca del problema; hasta el absoluto desconcierto y temblor de mis dedos. Vamos, que hasta recuerdo que el destornillador en mis manos se volvió de mantequilla y huyó hacia el piso.


— ¿Loren? —fue lo que al final atiné a preguntar.


—Sí… el mismo —respondió cuando la barrera del tiempo se rompió y retrocedí 10 años.


Contestaré una pregunta antes de que se la hagan: Sí, Lorenzo ahora era un hombre en todo su esplendor. Y no es que yo sea muy de mieles pero sinceramente me hubiese encantado quedarme allí, observándolo como la manzana dorada que espera a Afrodita, deseando pertenecerle.


Pero yo solo soy un mortal que a fin de cuentas estaba volviéndose loco por una sonrisa traviesa y una barbilla de 3 días. Claro que no precisamente por todo lo guapo que lo ponían, sino más bien porque su rostro me recordaba todo lo que habíamos pintado juntos, las historias graciosas que siempre contábamos, las tímidas confesiones que alguna vez nos hicimos y sobre todo: ese lazo que creí roto y que jamás se había debilitado…


—Yo… —continuó nervioso— no sabía… que trabajabas aquí.


—Bueno, es el taller de mi padre…


Siendo más sincero aún, reconozco que las ideas se me escaparon, a mi cerebro solo llegaban fantasías disparatadas que trataban una y otra vez sobre él… pensé en todo y al mismo tiempo razoné nada. Me replanteé de nuevo lo que sentía y en una milésima de segundo me di de frente contra la puerta que me llevaba de nuevo hacia él. De hecho, todos los caminos lo apuntaban, o por lo menos los que yo alcanzaba a divisar…


—Esto… —pueden llamarme loco pero el instinto me decía que a él le pasaba lo mismo que a mí— necesito que me ayudes revisando… el… digo, la presión de aire en las llantas…


—Claro… por supuesto —atiné a pronunciar con esa sonrisa estúpida que estoy seguro todos conocemos.


Y mientras realizaba mi labor pensaba en las miles de cosas que podría decir, o lo que era políticamente correcto de conversar. Quería preguntar qué había pasado, las causas de su partida, cualquier cosa. Inclusive me seducía la idea de preguntar cosas tan ñoñas como: “¿Te gusto?” o algún disparate por el estilo. En verdad estaba sudando de los nervios.


Al final no hice nada, y es que yo soy muy lento para estos menesteres, algo orgulloso inclusive. Quería arrojarme hacia lo que mi orgullo y cobardía no me dejaban, pero el cálido sentimiento que su rostro me despertaba me exigía a gritos: “Lánzate”, “¡LANZATE!”.


Menos mal estaba él para ayudarme un poco con toda esa mezcla de sensaciones que se me estaba saliendo de control.


Porque lo siguiente que vi fue a Loren acercándose.


— ¿Me escuchaste?


—Eh… no, lo siento, ¿me decías?


—Nunca cambias… —reclamó gracioso y sexy al mismo tiempo— lo que estuve gritándote es, que si te apetece, después vamos por un par de cervezas.


—¡Claro! —reflejos, siempre exageran todo—, pero después no, porque… porque tengo algunos deberes que hacer, mejor ahora ¿no crees?


— ¿Tan impaciente estás? —las ganas de reír se contenían descaradas en sus labios.


—Bueno, eres tú después de todo…


—Ya —afirmó neutral al tiempo que sus pupilas me escrutaban— y eso quiere decir que…


Hasta ese momento creo que él sabía muy bien lo que yo sentía, porque mientras buscaba una respuesta se acercó de manera bastante… peligrosa. En un instante hizo desaparecer su distancia y la mía. Se inclinó un poco y me miró directamente hacia los ojos.


Yo por mi lado estaba perdiendo la guerra de miradas de nuevo.


—Pues que yo… o sea… que tu… —su rostro estaba a escasos centímetros del mío, su aliento me acariciaba suavemente, drogando mi poros y mareándome un poco.


Pero hasta a mí me parece irreal que justo en el mejor momento, en el más crucial de todos… la impertinencia de un tercero arruine el momento.


— ¡Ey!, Romeo —gritó mi padre desde adentro del taller— ¡apresúrate que tengo más gente que atender!


—Creo… que debes irte —dijo al separarse y mirar hacia un lado, se relamió un poco los labios y con sus pupilas me indicó que mi padre estaba observándonos.


Y en efecto, papá estaba viéndonos con una expresión un tanto inexplicable, una mezcla entre confusión e incomodidad.


—Vale, entonces, te veo aquí a las… —ese maldito gato hidráulico me hizo tropezar cuando me alejaba sin darle la espalda, Loren río sin vergüenza— ¡cinco!, ¡te veo aquí a las cinco!


—Ok, te veo luego entonces.


—Chao, te veré después…


—Chau…


—Ya me voy…


—Sí, supongo que debes hacerlo.


—Ok, nos vemos a las cinco.


—Aquí estaré, cinco en punto.


—Ajá, nos vemos…


—Emm… —continuó como quien no quiere la cosa— tu padre… sigue esperándote.


— ¡Mierda!, es cierto.


Y acto seguido dejé el tonteo, que hubiese continuado por la eternidad y con un par de zancadas llegué al interior del taller.


—Ahora sí Jefe Gran Jefe —era el apodo que le había puesto con el pasar de los años, mi forma especial de decirle: papi— ¿qué necesitaba?


Pero de tanta miel que llevaba en la cabeza no me percaté de que había otras dos personas en el interior. Eran clientes con los cuales papá estaba teniendo una charla de… ¡bah!, yo qué sé, el caso es que me pidió que esperase afuera un segundo.


— ¿Pero no me estaba llamando para que lo ayude? —le recriminé.


—Sí, tú espérame afuera, necesito un segundo.


— ¿No que tenía mucha gente que atender? —refunfuñé entre dientes.


— ¡¿Cómo?!


—Na… nada —respondí al escuchar esa voz retumbar, en verdad la situación se ponía fea si es que el Gran Jefe se enojaba.


Y con otro par de zancadas desaparecí de la presencia de mi progenitor, los clientes de papá no demoraron mucho en hacer lo propio; habrá sido en un par de minutos cuando los vi alejarse en sus respectivos automóviles. Mi padre me llamó de nuevo con esa voz de trueno.


—Sí sí… aquí estoy —clamé algo fastidiado—, pero ya no lo entiendo… primero dice que me necesita de urgencia y luego me manda a esperar afuera…


— ¿Quién era ese chico? —preguntó yendo al grano.


—Bueno… —respondí con algo de nervios— pues… —lo miré como cuando niño él intentaba regañarme y yo apelaba a su lado “tierno” con mi mirada de oveja a punto de sacrificar— ¿la verdad o la mentira?


— ¿Crees que es correcto darme esas opciones?


—Pues… depende, uno a veces piensa que…


— ¡La verdad!


—Ya va… ya va… sin enojarse eh…





» ¿Recuerda que entre nuestras curiosidades una vez yo le conté sobre cierto personaje del curso de inglés que tomé hace varios años?


»Curso que por cierto —intenté echarle la culpa— usted me obligó a tomar.


—Ese no es el punto —reclamó enojado.


—Pues el caso es que es él. Contento o no lo he vuelto a ver… y pues… no sé —la sinceridad se me iba de las manos— ha sido verle y… como que todo se ha revuelto de repente.


—Bah —suspiró resignado—, tonterías…


»De todos modos siempre supe que este día llegaría —afirmó dándome la espalda


— ¿Este día?


—Si sí —continuó calmado sentándose al lado de una máquina enorme—, si pudieses ver la cara de engolosinado que traes…


»Ni hablar —dijo cambiando su pasado enojo por melancolía— estás… enamorado.


—Y de un hombre —aclaré con una risilla.


Casi me fulmina con la mirada…


A todo esto, la verdad es que papá y yo nos guardábamos poquísimos secretos. Nuestra relación era algo… dura. Pero la sinceridad era algo que siempre podíamos rescatar sea cual fuese la situación.


Claro que fue bastante duro para él enterarse que a su “varón” le gustaran los hombres. Y acepto que fueron épocas bastante difíciles, pero no hay nada que el tiempo no arregle. El hoy sin embargo me pertenecía a mí y a mis pequeñas bromas para que él se acostumbrase al hecho que acababa de presenciar…


—Y bueno —siguió como para asegurarse— ¿has quedado con él?


En ese momento los colores sí que se me subieron de lleno a la cara. Miré para todos lados y mis ojos no pudieron quedarse en un punto fijo…


—Mejor no me respondas —se contestó él mismo con su burlona ironía.


»Sólo déjame decirte una cosa —advirtió serio—, no te hagas ilusiones de la nada. Yo no entiendo mucho de esas cosas pero si algo sé es que el pasado debe quedarse en el pasado. Haznos un favor y hazle caso a tu viejo.


No le contesté, solo lo abracé como siempre. Él nunca aceptaba lo mucho que le gustaba sentirse abrazado…


Volviendo al tema en cuestión: ¿tuve mi tan ansiada cita con Loren?, pues sí. Pero con todo lo atolondrado que soy, ya podrán imaginar todo lo que me demoré en acicalarme hasta el último pelo, lo que vestiría fue otra triste novela del mismo tipo.


El caso es que maniobrando a la velocidad del rayo pude llegar a tiempo al taller. Como ya imaginarán le pedí permiso a papá para salir mucho antes de la mecánica y poder arreglarme. Ahora tenía que regresar al mismo lugar, me sentí tranquilo al saber que papá intentaría comprender la situación si Loren y yo… salimos.


Al llegar al taller mi padre me miró con desconfianza, no dijo mucho, sólo se limitó a un pequeño «estás muy guapo» y después continuó en el ruido de sus actividades.


Y Loren por fin llegó cuando empezaba a volverme paranoico sobre si me dejaría plantado o no. Me despedí rápidamente de Papá y en un segundo ya estuve dentro del carro de mi amigo. Solo en aquel momento reparé en que se trataba de un… taxi.


—Me lo ha prestado mi padre —contestó relajado cuando pregunté lo obvio.


—Ya… debes conocer la ciudad como a la palma de tu mano.


—Exacto —dijo como si le incomodase.


Y si a él le incomodaba, imaginen como estaba yo. Buscando uno y mil temas de conversación para que el silencio no se volviera más tenso y la pared de hielo empezara a ganar grosor.


En este punto sí que me agradaría contarles que lo siguiente fueron unas cervezas y una conversación amena, ya saben, con uno que otro coqueteo que abriera las puertas a más. El simple hecho de sabernos cerca o el más básico deseo de no alejarnos. Sin embargo creo que soy lo suficientemente ñoño como para imaginarme semejantes cuentos, porque la realidad era diferente, cruel y diferente.


— ¿Conoces algún motel cercano? —su tono descarado irrumpió lo vano de mis pensamientos.


Un punto en blanco y después un rubor en mis mejillas es lo que recuerdo de ese momento. Claro que en el fondo sabía que tener sexo con él era lo que hubiese preferido, pero para llegar a acordarlo de semejante manera no estaba siquiera un poco preparado.


Así que pensé rápido, acepté porque al fin de cuentas creo que todo se arruinó apenas él lo propuso, no vi el porqué arruinarlo más.


Un portal sucio y algunas esperanzas destrozadas que dejé al cruzar la puerta son las pocas cosas que valoro de aquel encuentro. El portal porque tenía molduras bastante bonitas (sí, a veces soy muy fijón) y las esperanzas muertas porque sabía que después todos los fantasmas nacerían a partir de sus cadáveres.


Lo siguiente es tan corriente como un mete saca mecánico o los preámbulos en los cuales yo sí sentía como si mi pecho fuese a explotar, aunque quizá para el eran tontas convenciones sin pasión ni sentido. Hay algo que recuerdo con gran alegría, inclusive hasta las lágrimas, y es ese pequeño instante en el cual mi sonrisa se manifestó nerviosa al sentir mi barba cosquillear con la suya mientras nos acostamos; no sé, las cosquillas me recordaron a una inyección que inició muchas cosas en el pasado.


También recuerdo su torpeza al deshacerse de mis pantalones, la basta del pantalón se atascó en mi tobillo y sacarla de ahí resultó (para mí) de lo más cómico que me ha pasado.


Pero esos son pequeños detalles que guardaré en la cajita, esperando que cuando recuerde a Loren y la abra de nuevo salgan todos los demonios y al final se quede la esperanza conmigo.


Siendo menos cursi y más físico reconozco que sus manos resultaron expertas a la hora de volver a tocar partes que cuando niños exploramos juntos. Su aliento sobre mis nalgas era de lo más placentero, y el simple hecho de que intentara apretarme con fuerza mientras me aferraba a su cuello me daba el impulso necesario para no dejar caer el momento.


Claro que en cada emboscada hubiese preferido que me mirase al rostro, o que mientras lo “cabalgaba” no hubiese girado el rostro cuando intenté besarlo.


Hubo una parte sí, en la que intentó decir algo más, y fue en el momento en el que nuestras miradas por fin se cruzaron y le ofrecí una sonrisa, la más sincera que me salía, como para decirle que todo estaba bien y que no debía avergonzarse por lo que estaba haciendo. Que a pesar de ser un poco reacio a que me penetrasen, por el tierno sentimiento que me unía a él podía ser flexible conmigo mismo; en fin, que lo quería tanto como para arriesgarme a un “te amo”.


Pero él no sonrió, más bien volvió a la mecánica tarea de penetrarme, creo que se calló algo que por segunda vez se arrepentiría. Hubiese querido ayudarlo pero era consciente de que eso solo generaría una discusión que ninguno de los dos hubiera soportado. ¿Y para que molestarnos? si al final ya estaba quedando claro quién era el más patético de ambos.


No arruiné el acto sexual al menos, porque un suspiro ahogado por parte de él y un pequeño quejido de mi lado fueron los que anunciaron la culminación del acto sexual.


Y mientras mi respiración volvía a la normalidad reparé en que ya me había acostado con él. De hecho lo había hecho bastantes veces, una y otra vez con el mismo prototipo de persona. Quién sabe, todo ese tiempo me la pasé sobrevalorando a aquel amor de mi adolescencia, esperando inconscientemente a que regresara… y ahora que estaba de vuelta no era más que una cara bonita y unas manos ágiles y placenteras.


Me entraron ganas de llorar cuando pensé en esto, sin embargo no quería hacérselo pasar mal con mi pequeño drama. En esos momentos lo que más se me antojaba era regresar a casa y jugar un poco con mi hermana pequeña, o mancharme la cara y las manos mientras pintaba con mis sobrinos; incluso armarle un poco la bronca a papá con todas las cosas homosexuales que él no entiende. Cualquier lugar se me antojó mejor que estar acostado en aquella cama sin poder librarme del sentimiento que aún no moría por Loren.


Me senté al borde de la cama, el no quería abrazarme y creo que yo ya había cumplido con mi cuota de patetismo. Miré el suelo, escuché como las maltrechas tablas se retorcían cuando las presionaba con mis pies. Recordé una vez más nuestra infancia, el primer beso, las primeras caricias y mi inseguridad sellada en aquel hermoso encuentro. Una gota de agua llegó hacia el suelo y decidí respetar esos recuerdos tan bonitos que conservaba de ambos, no quería mancharlos con lo que había sucedido.


Me puse de pie y con calma busqué mi ropa interior.


— ¿Qué haces? —no sé si en verdad estaba sorprendido de que buscara mi ropa.


—Pues no quiero que se me haga tarde —respondí mientras olía mi camiseta, aún conservaba el aroma del perfume que elegí con tanta minuciosidad hace un par de horas.


— ¡Pero si apenas hemos empezado! —dijo con esa pequeña mueca que siempre me había gustado, a pesar de que esta vez significara todo menos afecto.


Sonreí con nostalgia, entendía a la perfección lo que Loren había buscado desde el principio.


—Tal vez para una próxima ocasión felpudo…


Mentí, ya que todo estaba arruinado no entendía el porqué debía ser sincero con él. Así, la puerta de esa habitación se convirtió en mi única meta, me apresuré con los pantalones.


—Ya nadie me llama así, pensé que no recordabas esas cosas… —su voz intentó disimular lo apenado que estaba, sin embargo sus ojos no podían mentir.


—Es lo que me ha traído hasta aquí. En verdad me creí lo de las cervezas.


—Ey… ey —se apresuró— ¡Pero qué dices!, pensé que sabías que… —lo maquilló con una sonrisa— o sea… que solo lo haríamos.


—Tienes razón… soy muy tonto a veces, pensar que tu y yo… ¡bah! no me hagas caso —intenté imitar su despreocupación.





—Pero —su rostro se tornó confuso—, hablas como si estuvieses…


— ¿Enamorado?, sí, y vaya que lo he estado. Creo que durante todo este tiempo, lo peor es que ni yo mismo lo sabía, pero ha sido verte…


No quise continuar, le iba a soltar todo de golpe y para el caso resultaba totalmente inútil. Lo que yo sintiera por él ya no tenía nada de especial si él no lo sentía también, o lo que es lo mismo: que lo negara.


Más silencio incómodo, me puse los zapatos a la velocidad del rayo y antes de llegar a mi meta lo miré y por un segundo me replanteé todo de nuevo.


Casi en la penumbra, con una sábana que cubría parcialmente su cuerpo y con el rostro afligido me miró casi sin mirarme. Parecía debatirse una decisión que le costaría la vida…


Y entonces ya no vi al hombre guapísimo en el que se había convertido, sino al felpudo adolescente del que siempre fui amigo; ya no al amante o al novio incluso; sino al amigo que siempre tuve y que creí siempre tendría. Lo vi intentando decirme algo que parecía obvio, pero para él le estaba costando bastante.


— ¿Tu me quieres? —pregunté llenándome de valor por ambos.


Dudó un poco y al final asintió casi con pena. En la oscuridad pude notar como un ojo se le humedecía rápido.


—Pero… —inferí con todo el tacto que pude, en verdad su pena me estaba contagiando.


—Pero no puede ser, en verdad que no…


Hundió la cabeza entre las rodillas. Y esta vez sí intenté ayudarlo, aunque realmente fuese poco lo que yo podría hacer. Lentamente me acerqué a él y le froté la cabeza con calma, regresó su mirada hacia mí y una vez más me limité a sonreír.


—No pasa nada —aclaré intentando calmar las cosas—, no voy a preguntarte el porqué… con lo que recuerdo sobre ti entiendo que debiste pensarlo mucho…


—Lo siento Dani —profirió sin contener su congoja— de veras que lo siento.


Y allí fue cuando deseé con todas mis fuerzas abrazarlo y decirle que estaría con él, pero una vez más: ¿para qué?, tarde o temprano su indecisión nos llevaría a ambos por el escabroso camino de la desdicha. Si él no era capaz de cruzar esa barrera que se había autoimpuesto jamás tendríamos un futuro. Nunca podría pasar dos noches seguidas a su lado o simplemente acariciar su rostro somnoliento un domingo por la mañana. Me sentí adolescente de nuevo, como si llegara a la puerta de su casa con una moto y le estuviese extendiendo la mano…


Pero el ya había elegido, y por más que me doliera debía decirle adiós…


Así que no le respondí, me limpié la lágrima fugaz que se me escapó y volví a acariciar su cabello. Dejé pasar un momento para que ambos pudiésemos volver a la normalidad y entonces continué.


—Pues nada felpudo, venga ya, levanta ese ánimo. En algún momento seré yo quien de verdad te invite ese par de cervezas, ¿te apetece?


Aún se limpiaba el rostro cuando volvió a asentir con los ojos llorosos y una mueca de alegría.


—Tienes razón —dijo controlándose un poco—, en cualquier momento me paso de nuevo por el taller a visitarte.


—Así me gusta —continué aguantándome lo mío—, pues nada, que ya me tengo que ir…


—Ok, entonces te veo luego, cuídate mucho ¿sí?


—Lo haré, nos vemos luego… felpudo


Me despedí con la mano alzada y el cuerpo destrozado por dentro, el teatro de cristal se rompería en cualquier momento. Antes de cruzar la puerta por completo volvió a llamarme.


—Dani…


Demoré un poco en modular mi voz.


— ¿Si? —contesté sin darme la vuelta.


—Siento mucho que haya pasado así…


—Yo… —ultimé cuando el corazón me dio un giro y quise volver con todas mis fuerzas… no sé, llorar, gritar, darle una paliza y luego comérmelo a besos— yo también lo siento…


Me apresuré en cerrar la puerta y salir cuanto antes del edificio. La máscara no duraría mucho más. Ya en casa pude torturarme con todos los recuerdos y con una canción que siempre me recuerda a él, a nosotros y a un curso de inglés que marcó 10 años de mi corta vida.


Es de Liliana Esther Maturano y el verso que más me gusta es: “Si vienes hacia mi puerta duerme entre mis brazos y descansa ya…”


Días más tarde, papá me confesó, no sin poca vergüenza, que el padre de Loren era su cliente desde hacía varios años y que alguna vez, cuando los hijos salimos como tema de conversación, se había enterado de que Loren era… casado. Tuvo que dejar la universidad por el mismo motivo y con la ayuda de su padre compró un taxi.


Y allí fue dónde entendí muchas cosas y muchas cosas se quedaron en suspenso. Lo sufrí con toda la angustia de un amor imposible y con una pequeña parte satisfacción por saberme libre de problemas. Pero en ese punto, ¡cuánto hubiese deseado tener problemas!, no sé si poco o más que su esposa pero yo lo quería y me arriesgaba a muchas cosas al estar con él, era una lástima que él no quisiera arriesgarse conmigo.


Sé que dirán que soy falto de carácter, o que la mía es una posición bastante inmadura, pero en cambio yo pregunto: ¿La prudencia me traerá gratos recuerdos cuando envejezca?


Claro que hay que tener una noción de nuestros propios límites, pero al final creo (como se muestra en un libro que leí cuando tenía 18) que perder el equilibrio por amor es parte de vivir una vida equilibrada…




Porque cuando Loren pase de nuevo por el taller siempre seremos… el taxista y su mecánico.