Soy Igor y la semana pasada cumplí los dieciocho años. Celebré mi aniversario con una gran fiesta en la que no faltaron mis grandes y buenos amigos. Tuve regalos de todo tipo, pero el que más me agradó fue el que me dio mi padre.
El mismo día de la fiesta, el sábado, estaba solo en casa con mi padre, Aitor, de 41 años. De complexión grande, rasgos masculinos muy marcados, castaño con ojos verdes y cabello casi rapado. Es un hombre atractivo, no lo puedo negar. Por suerte, soy parecido a él. Los sábados mi padre no trabaja, pero mi madre sí, por lo que lo pasamos juntos en casa.
Ese sábado por la mañana estábamos charlando de que ya dejaba de ser menor de edad y empezaba una nueva etapa, con mayores responsabilidades.
Aitor: Hijo, ya eres todo un hombretón.
Igor: Ahora ya no me pedirán el carnet de identidad para acceder a cualquier sitio.
Aitor: ¿En dónde te lo piden?
Igor: jejeje, … es que… me da vergüenza.
Aitor: Pues a tu edad la vergüenza debe desaparecer. Sé todo un hombre, no te acobardes de tus actos.
Igor: Pues,… cuando alquilo alguna película me lo piden.
Aitor: Una película guarrilla, supongo, jejeje
Igor: Afirmativo – dije decidido.
Aitor: A tu edad yo también estaba a escondidas de este tema, pero con revistas. Luego ya pasé a la carne de verdad, ¿me entiendes?
Igor: Claro. Que empezaste a follar.
Aitor: Exacto, y para eso debes saber utilizar el preservativo.
Iba a hablar cuando sonó el timbre de la puerta. Era mi tío Óscar, el hermano pequeño de mi padre. Óscar tiene treinta y cinco años y es bastante parecido a mi padre.
Aitor: Hombre Óscar, tu por aquí.
Óscar: Hola chicos, venía a haceros una visita. Y en especial hoy que es el cumple de mi sobrino favorito, jejeje ¡Felicidades! – dijo dándome un buen abrazo.
Igor: Gracias tío. Esta noche celebro una gran fiesta.
Óscar: Me alegro, que bien. ¿Y qué hacíais ahora?
Aitor: jejeje, cosas de hombres. Le estaba explicando el tema del preservativo.
Óscar: He llegado en un buen momento, soy el rey del tema, cada fin de semana uso unos cuantos.
Aitor: Siempre tan fantasma, ya quisieras.
Óscar: Mira, – dijo enseñando su billetera – llevo dos siempre conmigo, por si me hace falta en cualquier momento. ¿Y que le explicabas?
Aitor: Quería enseñarle a ponérselo.
Óscar: Muy fácil, vas a aprender en un plis-plas. Yo voy a ayudaros también.
Igor: Pero para ello,… es necesario… – “vamos, dilo ya” dijo mi padre – … es necesario tener la polla bien dura.
Aitor: Ningún problema. Tengo una peli porno… escondida. – dijo
Igor: ¿Quién es el primero en verla? – pregunté inocentemente.
Óscar: Todos a la vez, ¿no?, total, estamos entre hombres. Una buena paja conjunta, como en los viejos tiempos, ¿o no, Aitor?
Aitor: ¡Qué tiempos aquellos cuando éramos jóvenes! Las pajas con los amigos, qué recuerdos.
Mi padre fue a buscar la película y la puso en el reproductor. Nos sentamos en el sofá y teníamos ya una mano encima de nuestro paquete.
Aitor: Vamos, ¡pollas afuera! – dijo desabrochándose el pantalón y bajándoselos del todo.
Óscar fue el siguiente en hacerlo y luego yo. Estábamos los tres pajeándonos viendo una escena de un trío con dos mujeres y un hombre. Yo estaba sentado en el medio de ellos dos. Tanto mi padre como mi tío iban comentando la escena mientras se pajeaban con fuerza.
Igor: Creo que ya la tenemos dura los tres. – dije interrumpiendo sus excitaciones
Óscar: Si que te fijas en nuestras pollas, ¿eh, sobrinito? – dijo poniendo una mano encima de mi muslo y acariciándolo. Me quedé mirando esa mano que me acariciaba.
Aitor: Tienes razón hijo, ya las tenemos bien dura. – dijo quitándose por completo el pantalón y la camiseta, quedando totalmente desnudo. Óscar hizo lo mismo. – Vamos al dormitorio, estaremos más cómodos para enseñarte a poner un preservativo.
Fuimos hacia allí los tres desnudos completamente. Me dijeron que me tumbara en la cama boca arriba. Obedecí. Mi polla apuntaba arriba. Mi padre sacó la caja de preservativos, cogió uno y me fue explicando mientras me tocaba la polla y me lo puso.
Aitor: Si que la tienes bien dura, mejor, más fácil es.
Óscar también quiso enseñarme después e hizo lo mismo, aunque fue más sensual. “Se te está aflojando” dijo y empezó a masturbarme ante la mirada incrédula de su hermano.
Yo no sabía qué hacer, cómo reaccionar. Le dejé que hiciera lo suyo. En verdad me daba bastante placer sentir esa mano, diferente a la mía. Empecé a gemir una y otra vez. Mi polla se puso bien dura de nuevo. Óscar me puso el preservativo.
Óscar: Ahora falta la segunda parte,….. el lubricante.
Mi padre sacó el pote de lubricante y me puso un poco en todo el recorrido de la polla. “Así bien lubricado”, dijo Óscar mientras cogió un poco de lubricante y se lo puso en el agujero del culo.
Aitor: ¿Qué haces Óscar? – dijo extrañado.
Óscar: Enseñar a tu sobrino a usar un condón, al igual que tu, ¿no?
Mi tío se puso encima de mi acercando su culo a mi polla.
Óscar: Escucha Igor, ahora imagínate que soy tu ligue. Tu tienes su polla con preservativo y gel lubricante, y yo tengo el agujero también lubricado. A ver como funcionas, pero ve con cuidado, solo la punta, ¿eh?
Igor: De acuerdo tío, ve acercándote tu.
El culo de Óscar se fue tragando con facilidad mi polla debido al lubricante. Entraba con facilidad.
Aitor: La puntita dice, si eres un maricón de cuidado, te la has metido toda.
Óscar: Uf, ni me lo creo yo. ¡Qué gusto! – dijo empezando a moverse arriba y abajo – Maricón no soy, que lo sepas, solo estoy enseñando a mi sobrino.
Igor: Uf, sigue, me gusta,… si esto es follar… quiero follar más.
Aitor: Menudos dos que estáis hechos.
Mi tío cabalgaba cada vez más rápido y yo estaba excitadísimo al máximo. Mis gemidos fueron haciéndose cada vez más intensos y rápidos hasta que no pude más y terminé corriéndome dentro del preservativo. Lo llené todo de mi leche, en gran cantidad. Óscar se quitó luego encima de mi.
Óscar: Buen trabajo Igor. Aprobado con matrícula de honor.
Aitor: Menudo cabrón está hecho mi hijo, vaya corrida que te has dado. Y seguro que te habrás quedado con ganas de polla, ¿eh, hermanito? – dijo poniéndose un preservativo y tumbándose a mi lado. – Vamos, continua conmigo, si te atreves.
Óscar: Tu polla es más gruesa y yo no soy maricón. Aunque hoy,… haremos una excepción – dijo guiñándole un ojo a mi padre.
Mi tío se sentó encima de mi padre, y poco a poco fue insertándose esa polla más gruesa que la mía. Ver gemir de placer a mi tío provocó que mi polla se pusiera dura otra vez.
Aitor: Vamos, así, sin miedo, toda, más, más – le animaba mi padre.
Consiguió meterse toda esa polla dentro de él. Los movimientos fueron lentos al principio. Ambos se tocaban y acariciaban el uno al otro mirándose constantemente y con lujuria, suspirando fuerte. La cadera de Óscar se movía en círculos. Yo observaba como la polla de mi padre estaba totalmente insertada en el culo de su hermano. De repente mi padre puso sus manos sobre las nalgas de Óscar y las empujaba arriba y abajo. Empezaban una follada en toda regla. Los suspiros se convirtieron en gemidos, cada vez más fuertes e intensos de placer. Yo me pajeaba viéndolos a ellos disfrutar. La polla de mi padre entraba y salía, una y otra vez, de ese culo. “Más, más, así, más,…” repetía mi tío, “Dame más, fóllame fuerte, cabrón”. Mi padre cambió de posición colocando a su hermano boca arriba y con las piernas hacia arriba. En esa posición le insertó de nuevo su polla y lo taladró bestialmente, como dos animales en celo. Se oía el ruido del choque de los cuerpos junto con los gemidos de los dos. No dejaban de mirarse. Mi padre se tumbó sobre mi tío acercándose sus caras, cada vez más cerca. Se fundieron en un beso con lengua muy erótico. Tras cinco minutos así, los dos suspiraron cada vez más rápido y terminaron corriéndose a la vez. Mi padre dentro de mi tío, y mi tío encima de su vientre. Yo también pude correrme una segunda vez, con tanta excitación en el ambiente.
Nos tumbamos los tres encima de la cama, totalmente cansados.
Óscar: ¡Feliz cumpleaños Igor!
Aitor: ¡Feliz cumpleaños hijo!
Igor: Gracias por este regalo. Seguro que será el mejor que recibiré hoy.
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Gracias por vuestros apoyos, me animan a seguir escribiendo.
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